BASTE
Aparejo para transportar a lomos de caballería las cargas más dispares. Su importancia fue tal que, durante siglos, las caballerías fueron conocidas como "animales de reja y baste". Entre los diferentes tipos, fue tradicional en la Ribera el compuesto por armazón de madera de haya, con cuatro arzones (dos más estrechos adelante y dos más anchos detrás), formado cada uno por dos piezas de madera, rebajadas en el empalme, sujetos en la parte superior con clavos y unidos por la inferior con sendas tablas laterales, y dos garroteras. El armazón servía de soporte al cuerpo de tela de arpillera, rellena con paja de centeno, borra y, a veces, paja de cebada para aligerar el peso. La parte superior se cubría con piel cruda de cabra.
El baste de armazón exterior de madera fue más corriente en la Montaña. La forma variaba según que sus destinatarios fueran rocines o mulares. Los guardicioneros solían adornar la cara posterior con pequeñas rosetas y puntos de lanas de colores.
Los accesorios eran similares a los de la albarda, con tarrea más ancha y cincha de tejido con sendas asas de madera en los extremos, por las que pasaba la "cuerdacincha" para sujetar el aparejo al vientre del animal. (Aparejo de caballerías*).
Aparejo para transportar a lomos de caballería las cargas más dispares. Su importancia fue tal que, durante siglos, las caballerías fueron conocidas como "animales de reja y baste". Entre los diferentes tipos, fue tradicional en la Ribera el compuesto por armazón de madera de haya, con cuatro arzones (dos más estrechos adelante y dos más anchos detrás), formado cada uno por dos piezas de madera, rebajadas en el empalme, sujetos en la parte superior con clavos y unidos por la inferior con sendas tablas laterales, y dos garroteras. El armazón servía de soporte al cuerpo de tela de arpillera, rellena con paja de centeno, borra y, a veces, paja de cebada para aligerar el peso. La parte superior se cubría con piel cruda de cabra.
El baste de armazón exterior de madera fue más corriente en la Montaña. La forma variaba según que sus destinatarios fueran rocines o mulares. Los guardicioneros solían adornar la cara posterior con pequeñas rosetas y puntos de lanas de colores.
Los accesorios eran similares a los de la albarda, con tarrea más ancha y cincha de tejido con sendas asas de madera en los extremos, por las que pasaba la "cuerdacincha" para sujetar el aparejo al vientre del animal. (Aparejo de caballerías*).
