OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

UJUE: Transcribimos textualmente del blog "Cuitas Médicas"...

Transcribimos textualmente del blog "Cuitas Médicas" de Javier Álvarez Caperochipi, médico jubilado, la siguiente historieta acaecida a unos vecinos de Ujué.

Ver: http://cuitasmedicas. blogspot. com/2010/05/el-cirujano-barber o-cuentos-de-capero. html

EL CIRUJANO-BARBERO (CUENTOS DE CAPERO)

Dionisio, labrador propietario en Ujué-Navarra, andaba preocupado porque de un tiempo a esta parte, le había crecido un bulto en un lado de sus partes nobles, del tamaño de una pelota de tenis. "La Trini", su mujer, trataba de tranquilizarlo:-Será porque eres tres veces más macho que los demás.-

¿Habrá que consultar con el cirujano de Ujué?, sugería preocupado Dionisio y motivos no le faltaban, porque en la época, finales del siglo XVIII, la visita al cirujano era una aventura peligrosa

-Ni lo mentes, no es un cirujano de verdad, es un barbero-castrador que debía estar entre rejas; es un sujeto muy peligroso; dicen por ahí, que el que consigue superar la operación ya no se puede morir de nada-, respondía molesta "la Trini"

Al final fueron a consultar con el barbero-cirujano de la capital, Faustino de la Cepa, un hombre prudente, educado y nada castrador, que insistió en la necesidad de la operación. Faustino operaba sin dolor; aplicaba un golpe en la cabeza, ni muy fuerte ni muy suave, lo suficiente para quitar el conocimiento, pero al mismo tiempo templado como para no romper la crisma.

La operación se realizó en la cocina de la casa del barbero. Nada más abrir la piel con el escalpelo, se sucedieron diversos incidentes. Enseguida se dieron cuenta de que el bulto que se veía, correspondía a una gran cantidad de líquido que estaba rodeando al testículo o huevo y que salió como un surtidor al pincharlo. Desafortunadamente la cosa no quedó en ese punto, y en las maniobras operatorias, el cirujano, sin querer, se encontró entre sus manos con el preciado órgano de Dionisio arrancado de sus raíces.

- ¿Qué hacer?-, terrible dilema para el prestigio del cirujano, que se secaba el sudor y los mocos con la manga de su camisa, mientras discurría angustiado. -Algo se me ocurrirá pronto; el bueno de Dionisio, está a punto de superar la anestesia del mazo y no quiero que se despierte sin uno de sus atributos-.

Por unos segundos Faustino dejó encima de una mesa auxiliar el testículo del paciente. La mala fortuna truncó los propósitos de arreglo constructivo; un gato descontrolado localizó el inesperado manjar, la criadilla, y se lo comió.

Cada vez la solución estaba más difícil, pero Faustino era hombre de recursos. El día anterior le habían regalado unas cebolletas que tenían una forma y consistencia parecida a las del testículo. Ni corto ni perezoso, limpió una de ellas y se la colocó en sus partes, en una bolsa que llaman escroto. Faustino estaba satisfecho de su obra, el paciente se había quedado perfecto. A Dionisio y a la Trini, les pareció una obra de arte y se fueron tan contentos, había desaparecido el bulto. La operación les costó 9 reales y dejaron una gallina de propina.

Unos meses después el cirujano Faustino encontró a su cliente por la calle y no pudo por menos que preguntarle como le iba de la operación.

-Estupendamente-, le contestó Dionisio, -el bollo de la cabeza de la anestesia ya no duele y el bulto de mis partes ha desaparecido totalmente; la única cosa curiosa, es que cuando mi mujer y yo hacemos el amor, ella llora como una magdalena.-
Publicado por Javier Álvarez Caperochipi en http://cuitasmedicas. blogspot. com/2010/05/el-cirujano-barber o-cuentos-de-capero. html