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UJUE: CONTINUACIÓN....

RINCÓN POÉTICO.

CON LA CRUZ SOBRE EL HOMBRO

Don JOSÉ cabezudo Astrian, historiador y cronista oficial de la ciudad de Tafalla, fue un enamorado de la Virgen de Ujué a la que como buen poeta, exaltó en sus verso, trovas y romances, como esta que traemos hoy a nuestro rincón.

primera parte de "CON LA CRUZ SOBRE EL HOMBRO"

El nieto saca del arca
la túnica de su abuelo
y con la cruz de su padre
que ya tiene poco peso
para unos hombres robustos
que piden tronco más recio
se transfigura en la estampa
más querida de mi pueblo.
Hay bullicio en la cocina
preparando los almuerzos
mientras las frías siluetas
de estos nuevos nazarenos
se proyectan en la suave
penumbra que traza el fuego.
¿Dormir?... ¿ParA qué si nadie
quiere esta noche ser menos
que los demás y la hora
ha de sonar al momento?.
Otras sombras van pasando
con túnicas de misterio
y más cruces se dibujan
entre calles a lo lejos.
padre e hijo se santiguan
en el umbral. Por el cielo
camina una nube blanca
como una pluma en el viento.
El hombro recibe suave
la dureza del madero
y la huella que ahora es rosa
será morada al regreso.
¡Qué importa!... también a Cristo
como un lirio le pusieron.
Al doblar de la campana
multiplicada en el eco de las cruces
como procesión de espectros.
En el negro de la noche
los perfiles son más negros
y sólo se oyen los pasos
sobre el rumor de los rezos.
¡Qué extraña luz la del alba
cuando alumbra a estos romeros!
Detrás de muchos capillos
pondrá fantasmas el sueño.
Bajo la luz penitente
se relajará algún cuerpo
pero... ¿Los hombres son hombres!
y la fe es buen cirineo.
No se quebrará un suspiro
ni se perderá un lamento...
¡Todos a Ujué! ¡Hasta la cumbre...!
¡Los de tafalla primero...!

CONTINUARÁ

CONTINUACIÓN.

Canta una perdiz lejana
diciéndole adiós al sueño
y el alba pone en los trigos
escalofríos de hielo.
Sobre la torre almenada
que se desvela a lo lejos
el primer rayo de sol
partido en dos por un cerro
sale a ver la comitiva
-bosque con cruces al viento-
que trepa por las veredas
y negrea en los senderos.
y en el símbolo más alto
que enarbola un mozo esbelto
se recrea con temblores
que tienen rozar de besos...
¡Viva la Virgen de Ujué!
han dicho varios a un tiempo,
y ese grito lo han oído
los ausentes y los muertos.

Al filo de media tarde
se despiden los cruceros.
Racimos de manos tensas
gargantas roncas de rezos
ojos que miran con ansia
al camarín de oro viejo...
Una lágrima perdida
entre el dorso de los dedos...
¡Viva la Virgen de Ujué!
grita un niño a ras de suelo
y la procesión se aleja
por sus caminos eternos...
¡Cien... quinientos... más de mil!
La Virgen se va con ellos...
Yo la he visto en la sonrisa
del mozorro más pequeño.

JOSÉ CABEZUDO ASTRAIN.