Poema dedicado a Enrique Esquíroz, escrito por el ex-secretario de Ujué Don Alfonso Iriarte Landarech.
A ENRIQUE ESQUÍROZ, CUCARRA.
Yo te vi cuando te dieron
la campanilla dorada,
entre aplausos y entre lágrimas
de la gente emocionada.
Como juglar de la Virgen,
trovador de mil mañanas,
como auroro predilecto
de la ciudad de Tafalla.
¡Cuántos años rosariero!
¡Cuántos años en tu espalda!
¡Cuanto rocio en invierno
en tu cabellera blanca!
¡Auroras lindas auroras
que sobrecogen el alma!
Como llamando al verano,
en la más bella alborada,
sube a la Virgen de Ujué
la Procesión mileneria.
Llevando el cristo el primero,
con unas flores atadas,
nadie pasó por delante
de Enrique esquíroz, Cucarra.
Aquí el fervor y la fuerza
se mezclaron en la raza.
Como romero legítimo
sigue valiente, Cucarra,
aunque te suban en coche
la mitad de la jornada.
Y, cuando llegue tu hora,
y expire tu última lágrima,
Nuestro Señor desde el Cielo
te dirá: pasa Cucarra.
ALFONSO IRIARTE LANDARECH.
BIBLIOGRAFÍA: Merindad, nº 245- Tafalla, 29 de abril de 1978.
A ENRIQUE ESQUÍROZ, CUCARRA.
Yo te vi cuando te dieron
la campanilla dorada,
entre aplausos y entre lágrimas
de la gente emocionada.
Como juglar de la Virgen,
trovador de mil mañanas,
como auroro predilecto
de la ciudad de Tafalla.
¡Cuántos años rosariero!
¡Cuántos años en tu espalda!
¡Cuanto rocio en invierno
en tu cabellera blanca!
¡Auroras lindas auroras
que sobrecogen el alma!
Como llamando al verano,
en la más bella alborada,
sube a la Virgen de Ujué
la Procesión mileneria.
Llevando el cristo el primero,
con unas flores atadas,
nadie pasó por delante
de Enrique esquíroz, Cucarra.
Aquí el fervor y la fuerza
se mezclaron en la raza.
Como romero legítimo
sigue valiente, Cucarra,
aunque te suban en coche
la mitad de la jornada.
Y, cuando llegue tu hora,
y expire tu última lágrima,
Nuestro Señor desde el Cielo
te dirá: pasa Cucarra.
ALFONSO IRIARTE LANDARECH.
BIBLIOGRAFÍA: Merindad, nº 245- Tafalla, 29 de abril de 1978.
