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UJUE: ...............................................................

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Colinas y vaguadas huidizas, de escorzo desconfiado, separan este baluarte de la Sierra de Ujué, en cuya cresta plantó sus reales Carlos II El Malo, un monarca pendenciero que arruinó al país por sus riñas con franceses y castellanos durante el siglo XIV y que quiso, al parecer, redimir sus muchos pecados construyendo una mezcla de cuartel y santuario; y sobre todo dejando claro en su testamento que su corazón había de reposar en una arqueta junto a la Virgen románica del altar, muy querida y venerada en toda la comarca.

Ujué sigue siendo un lugar fiero, imponente de lejos e implacable de cerca con los meniscos. Pero vale la pena ascender, ganar corredores laberínticos que son miradores espléndidos, detenerse en los detalles de un abigarrado universo de piedra, al que asoman los rostros, oficios, monstruos y criaturas de un medievo en fase agónica. El piadoso cochifrito de los mesones adláteres permite bajar la guardia. Además, a la cresta altiva le han propinado una buena colleja, plantándole encima una ristra de artilugios eólicos que cambian los términos del paisaje.

Extracto de Fortalezas y castillos de Navarra http://www. revistaviajar. es/Escapadas/Fortalezas-y-castillos-de-01-2008-55821. html