PETILLA DE ARAGON: RAMóN Y CAJAL, Santiago [Petilla de Aragón (Zaragoza),...

RAMóN Y CAJAL,
Santiago [Petilla de Aragón (Zaragoza), 1852- Madrid, 1934]


Es, posiblemente, la figura de más relieve que ha dado la ciencia española hasta el momento actual. Nacido en Petilla de Aragón, pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza cercano a Navarra, pasó sus años de niñez por aquellos parajes debido a la profesión de cirujano rural que desempeñaba su padre. Tras licenciarse en Medicina por la Universidad zaragozana en 1873, se hizo médico militar y fue destinado a Cuba debido a la guerra colonial, donde enfermó gravemente de paludismo. Vuelto a España y recuperado de su enfermedad cursó en Madrid el doctorado tomando allí contacto por vez primera con la histología, disciplina que habría de constituir su principal dedicación durante el resto de su vida.
Tras un primer intento fallido, en 1883 ganó la cátedra de Anatomía de Valencia donde comenzó sus primeros trabajos de investigación y escribió sus primeros manuales para la docencia de la asignatura. Posteriormente, en 1887, cambiaría su cátedra por la de Histología de Barcelona, ocupando definitivamente la de Madrid desde 1892 hasta su jubilación.
Las primeras investigaciones de Cajal fueron muy variadas, dedicándose por un tiempo a cuestiones bacteriológicas con motivo de la vacunación anticolérica de Jaime Ferrán. Pero entre 1888 y 1902 su rumbo de investigación varió sensiblemente al ocuparse de la histología del sistema nervioso mediante una técnica de tinción modificada de la de Golgi. Aplicando la doble impregnación cromoargéntica a sus estudios sobre la neurogenia descubrió una nueva concepción de la estructura celular del sistema nervioso: las fibras nerviosas terminaban por contacto en la sustancia gris, contradiciendo así la teoría del momento que afirmaba la existencia de un gran retículo formado por la fusión de las prolongaciones de las células nerviosas ("reticularismo"). A la teoría que afirmaba la individualidad de dichas células y que su relación con las demás se producía por contigüidad, se la denominó "neuronismo" y fue expuesta por Cajal en 1888. Tras estos primeros estudios llevados a cabo en el cerebelo, siguió comprobando su veracidad en otras estructuras nerviosas tales como médula espinal, retina, lóbulos óptico y olfatorio de aves y mamíferos y, finalmente, en el encéfalo humano. También por esta época definió el llamado "principio de la polarización dinámica" neuronal consistente en afirmar que la excitación se propaga desde las dendritas a los axones.
Una vez obtenidos tan decisivos logros, la obra científica de Cajal, a partir de 1903, se convierte en es un gran esfuerzo por conseguir un método de tinción más selectivo que le permita describir nuevas estructuras del sistema nervioso no visualizadas hasta entonces. Así, con el método del nitrato de plata reducido estudiará la disposición de las neurofibrillas en el protoplasma nervioso y en las arborizaciones pericelulares, y también la estructura del núcleo neuronal. Unos años después, los métodos del formol-urano y del sublimado-oro (1912-1914) le permitieron impregnar la microglía protoplasmática a cuya investigación se dedicarían posteriormente con brillantez sus discípulos Achúcarro y Río-Hortega.
Su labor científica - que mereció la distinción del Premio Nobel en 1906 compartido con el italiano Camillo Golgi- quedó recogida en numerosos artículos de revista, pero donde se compendian los resultados de su gran labor investigadora es, sin duda, en Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados (1899-1904), obra en tres volúmenes y muy difundida en el mundo de la ciencia a través de la traducción francesa realizada pocos años después. También debemos destacar la publicación de sus manuales de histología y de anatomía patológica, por la influencia que tuvieron durante muchos años en la formación de los estudiantes, así como las Reglas y consejos sobre la investigación científica. (Los tónicos de la voluntad) (1897), que fue su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias y que está dedicado a estimular la investigación entre los jóvenes que se acercan a ella.
Pero el gran público, que siempre ha mitificado la figura de Cajal, lo conoce a través de otro tipo de publicaciones de gran amenidad y alejadas del árido talante de su obra científica. Nos referimos a sus relatos titulados Recuerdos de mi vida (1923), así como los de Charlas de café (1921) y El mundo visto a los ochenta años (1934).
En 1907 fue nombrado Presidente de Honor de la Junta para Ampliación de Estudios.
A su muerte dejó formada una prestigiosa escuela de neurohistología que, a pesar de la diáspora impuesta por la guerra civil, ha venido aportando muchos éxitos a la escuálida ciencia española.


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