Visto de cerca, el Gallico de
San Cernin más parece un ser mitológico que un gallo. Se trata de una
veleta que corona (el de la imagen, estuvo funcionando de veleta hasta ser sustituido por otro) una de las
torres de la
iglesia de San Cernin o San Saturnino, patrón de Iruñea. Este animal era el símbolo personal del emperador persa Cosrroes II, que cuando conquistó los
Santos Lugares, ordenó sustituir las
cruces por gallos dorados. El cristianismo lo adoptó posteriormente y lo adaptó a su propia simbología.