La historia que conocemos sobre el Santo San Fermín, PAMPLONA

La historia que conocemos sobre el Santo que da nombre a nuestras fiestas habla de Fermín, hijo de Eugenia y de Firmo, senador romano que vivió en pamplona en el siglo III y que, según cuenta la tradición fue convertido al cristianismo por el Presbítero Honesto que llegó a la ciudad enviado por San Saturnino con la misión de evangelizarla. Educado por Honesto, a los diecisiete años el joven Fermín ya predicaba el evangelio por los alrededores, hasta que a los veinticuatro años fue consagrado Obispo.
Unos años más tarde, a la edad de treinta, inició un periplo por tierras galas que le llevó a predicar por Aquitania, Auvernia y Anjou, antes de asentarse en Amiens, donde su labor como difusor de la doctrina cristiana debió ser tan destacada que también fue nombrado Obispo de Amiens, pero ganándose al mismo tiempo la enemistad de las autoridades oficiales contrarias al cristianismo, lo que le llevó primero a la cárcel y más tarde al martirio por decapitación.
La leyenda del Santo no llegó a Pamplona hasta el siglo XII, cuando en 1186, Pedro de París trasladó a Pamplona una reliquia de la cabeza del Santo. Curiosamente, el patrón de Pamplona es San Saturnino y no San Fermín que sí lo es de Navarra, honor que comparte con San Francisco Javier.

Pero... ¿existió realmente San Fermín?
A lo largo de la historia constituye un hecho bastante frecuente la aparición de santos apócrifos, personajes elaborados a partir de leyendas hagiográficas, hechos históricos parciales o exagerados, manipulados o, simplemente, sin base real alguna, pero que cuentan con biografías y semblanzas suficientemente atractivas y estimulantes como despertar la devoción del pueblo.
Uno de estos santos pudo ser San Fermín. Esa fue, al menos, la conclusión de las investigaciones, realizadas por separado, que llevaron a cabo en 1970 varios historiadores navarros y un arqueólogo de Amiens, donde se asegura con rotundidad que la historia de San Fermín no tiene base histórica alguna. Así lo confirma también el riguroso estudio realizado por el historiador Roldán Jimeno Aranguren, que forma parte de su Tesis doctoral, donde revela multitud de datos inconsistentes, incongruencias y falsedades referentes a la leyenda.
En cualquiera de los casos, lo que sí supone un hecho incuestionable, es que hoy en día San Fermín es un personaje que despierta la simpatía general de toda la ciudadanía, creyente o no, ya sea por afición o por devoción, lo cierto es que, además de darle el nombre a los Sanfermines, su figura es todo un icono asociado a las fiestas.