Ayuntamiento de la capital, PAMPLONA

En lo que antaño se llamase la Plaza de la Fruta, y que hoy conocemos como Plaza Consistorial, el rey Carlos III el Noble erigió en 1423 un edificio que diera unidad a la ciudad de Pamplona, que hasta entonces estaba dividida en tres zonas: un núcleo de población autóctona llamado la Navarrería y dos burgos cuya población era de origen francés, San Cernin y San Nicolás. Ese edificio no es otro que el ilustrísimo Ayuntamiento de Pamplona.

Pero a mediados del siglo XVIII, el vetusto edificio consistorial, ya daba muestras de que el tiempo no pasa en balde y se decidió construir un Ayuntamiento nuevo, quedando coronado por una fachada estética, suntuosa y que diera lucimiento y esplendor a la ciudad de Pamplona, ideada por don José de Zay y Lorda. Y es la que precisamente podemos contemplar hoy en día.

Descripción

La fachada, que se nos presenta al fondo de la plaza, tiene forma rectangular y es en su mayoría de estilo barroco. Debido a los adornos y a su forma arquitectónica, hay quien no ha dudado en compararla con un reloj de pared muy tallado.

La portada está construida en tres pisos horizontales más un ático. Pero no sólo eso, si no que, en sentido vertical se divide en tres calles separadas por dobles columnas de estilos clásicos, así que el edificio que aparece ante nosotros nos recuerda en cierta manera a un mueble de cajones hecho en piedra gris.

La base del edificio está rematada por dobles columnas de estilo dórico, apoyadas en un basamento, que son las más firmes y robustas de entre los órdenes clásicos. En medio del piso bajo se abre la entrada con un arco de medio punto sobre el que está escrito en latín “La puerta está abierta para todos, pero sobretodo el corazón”. Flanqueándola, sobre pedestales, hay dos figuras femeninas. A la derecha, con aspecto heroico como si de una Juana de Arco se tratase, tenemos la alegoría de la Justicia, que espada en mano, sujeta también una balanza en su izquierda. Los cabellos le ondean al viento y casualmente, no tiene los ojos vendados sino que mira orgullosa hacia el frente. Como curiosidad podemos añadir que la hoja de la espada, está despuntada por motivos de seguridad desde su restauración en 2008.

A la izquierda y también flanqueando el portalón de entrada tenemos a la Prudencia, mostrando un aspecto más sereno que su compañera, recordando en cierta manera a las musas griegas que vestían aquellas túnicas de paños mojados y pelo harmoniosamente recogido. En su mano izquierda porta un espejo dorado y en la derecha tiene enroscada una serpiente, quizá por aquella cita bíblica que reza “Prudente como la serpiente y sencilla como la paloma”.

Ambas alegorías representan las virtudes que deben regir el gobierno municipal. En sus pedestales comprobamos en placas de mármol blanco la altura que tiene Pamplona respecto al nivel del mar en Santander y Alicante, que marcan 443 y 444m respectivamente.

En los extremos de esta planta baja entre columnas dóricas hay dos puertas de maderas coronadas por dos ventanas enrejadas. Estas rejas junto con la de la puerta principal tienen un estilo más tosco, muy propio de la forja de la zona.

El piso central, también llamado planta noble por lo suntuoso de sus interiores contruídos en mármol, nos llama la atención por la balconada que lo recorre de lado a lado. Una reja de estilo afrancesado mucho más elaborada y pintada en verde. En el centro y los laterales de la balconada se nos representa a dos leones bañados en oro que custodian el escudo de la ciudad. Cada año, por San Fermín, unos geranios rojos adornan la balconada, interrumpiendo la contemplación de sus relieves.

Tres balcones se abren al exterior con sus molduras ricamente decoradas al más puro estilo barroco; destacando la central con motivos vegetales y geométricos.

El orden imperante en este piso es el jónico, sus dobles columnas son más esbeltas y los capiteles están rematados con volutas que dan al piso noble un aspecto más clásico y elegante.

Si el primer piso era el firme, y el segundo era el noble, al último de los pisos lo podemos considerar el más alegre y popular de todos dado que capta nuestra atención cada 6 de Julio a las 12 de mediodía. Tres balcones individuales y adornados con la misma reja afrancesada que el piso inferior se abren en la fachada para contemplar el lanzamiento del Chupinazo desde el balcón central, sobre el que cuatro banderas ondean: con el color verde la de Pamplona, en oro y gualda la española, brillando en rojo la de Navarra y en el extremo derecho, en un intenso azul, la europea.

Esta planta se caracteriza por su orden corintio y sus columnas acanaladas y algo más cortas, que contribuyen a que este sea un piso más ligero.

El ático es la corona de toda la fachada y se acerca mucho más al estilo neoclásico. Nos recuerda a un templo griego cuya parte central está rematada por un tímpano y los laterales acaban sutilmente en una ligera curvatura. Una balaustrada de piedra recorre el piso y en sus extremos aparecen sobre unas volutas y pedestales las figuras de dos Hércules, que miran hacia el exterior con las posturas de sus cuerpos como si quisieran custodiar el edificio del Ayuntamiento. Estas figuras de piedra están caracterizadas como dos hombres musculosos de barba espesa y pelo ondulado, cubiertos únicamente por unos paños que ondean al viento que sujetan con una de sus manos. Con la otra agarran firmemente un basto que dejan descansar sobre su hombro.

En el centro del tímpano, en la calle central, una esfera blanca con manecillas negras de hierro, nos da puntualmente la hora, tocada por las campanas que se encuentran en la parte superior del tímpano.

Sobre éste situados a ambos lados aparecen dos leones rampantes sujetando dos escudos. En la izquierda en oro sobre rojo se representa el escudo de Navarra formado con las cadenas que Sancho el Fuerte rompió en la tienda del moro Miramamolín durante la batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1212. A la derecha con un fondo azul y un león dorado pasante queda presente el escudo que Carlos III el Noble dio a la ciudad de Pamplona con el fin de unificarla. El león, era sin lugar a dudas el animal predilecto de este rey, del que se dice que tenía varios ejemplares vivos en su castillo de Olite. Su favorito, el león Marzot aparece continuamente representado en todo aquello que ordenaba hacer el rey, o así cuentan algunas leyendas.

En la cúspide de la fachada coronando el Ayuntamiento, una figura femenina vestida con una falda remangada sobre sus rodillas y portando sobre su cabeza una corona de laureles hace sonar con su mano derecha un clarín dorado. Es la Fama que apoya su mano izquierda grácilmente sobre su cintura y avanza una de sus piernas como si fuese ha darnos un pregón de un momento a otro.

Reflexión

No es de extrañar pues, que tanto la Plaza Consistorial como el propio edificio del Ayuntamiento se hayan convertido en un punto de encuentro donde los turistas hacen fotos y admiran la cara más representativa de la ciudad mientras los vecinos pasean orgullosos por sus empedradas calles.

También nuestro famoso encierro es partícipe de este magnífico escenario cuando los astados dejan atrás la cuesta de Santo Domingo para adentrarse en la calle de mercaderes.

Y aunque las malas lenguas, siempre comentan que parece más grande por televisión, no hay duda que la plaza es capaz de congregar a más de 12.000 mil personas en apenas 2.000 metros cuadrados, que a la voz de Viva San Fermín, pañuelo en mano echan la plaza abajo