Tras su sobria
fachada neoclásica del siglo XVIII, obra de Ventura Rodríguez, encontramos el templo
gótico construido después de que su anterior
iglesia románica y su
claustro hubieran quedado en estado ruinoso, como consecuencia de la guerra de la Navarrería de 1276 contra las tropas francesas. A partir de 1280 se procedió a la reconstrucción, bajo el episcopado de Miguel Sánchez de Uncastillo, adoptando el estilo arquitectónico de la época, es decir, el gótico.