Al
exterior lo único que podemos ver de la
Iglesia de S. Pedro Apóstol edificada en la segunda mitad del siglo XII, es el muro
norte con la
torre de sillarejo de relleno y sillares bien escuadrados en las
esquinas y medio
ábside semicircular con una ventada de medio punto sencilla que, al igual que el resto del muro está rebocado tapando los sillares.
En el Siglo XVI se levantó otra de
gótico tardío absorbiendo en su
interior la primitiva
románica. En la actualidad ésta tiene encajada la mitad de la cabecera semicircular, perdida, en el
crucero de la
gótica, queda como una
capilla lateral cerrada en el lateral del Evangelio. Sus dimensiones primitivas eran muy pequeñas, constaba de tres tramos cubiertos de
bóveda de cañón ligeramente apuntado sobre fajones, que junto a los formeros, que marcaban el tramo previo al presbiterio, a modo de pequeño crucero, descansan en una imposta biselada que da paso a pilastras de arista. El primer tramo está ocupado por dependencias parroquiales y el segundo da paso a las
escaleras de la torre. El ábside semicircular con bóveda de
horno y vano axial sencillo. Toda su interior está enlucido, salvo los
arcos y pilastras que deja ver una
piedra pequeña y no muy bien escuadrada.
Quizás lo más interesante sea la
portada que persiste en el lado de la Epístola, abocinada de medio punto con tres arquivoltas descansando en un cimacio biselado que da paso, la interior y la exterior, a pilastras y la de en medio a
columnas con unos hermosos
capiteles, lamentablemente el de la derecha está parcialmente perdido y parece que representaba la Anunciación y el sueño de
San José y el de la izquierda la Visitación y el Nacimiento de Jesús, con una mujer acompañando a la
Virgen en la cama.