SALCEDA DE CASELAS: SE FUE A BUSCAR A MARUSA...

SE FUE A BUSCAR A MARUSA
Eran los años de mil novecientos sesenta y cuatro. La emigración de Galicia era bastante grande, y en aquel pueblo gallego, sin mucho futuro, se tenían que marchar los jóvenes a buscarse una vida mucho más digna y prometedora. Aquel joven gallego, decidió enrolarse en un barco mercante, en el Puerto de Vigo, sin otra esperanza que poder ganar algún dinero, para volver a su tierra y poder iniciar una nueva vida, el solo tenía el pensamiento en su novia Maruxa, que al mismo tiempo que el iniciaba, el camino de dar vueltas por los mares, ella marchaba camino de la ciudad de Madrid, donde pensaba lo mismo que su novio, el poder ganar algo de dinero, para volver a su Galicia del alma, y con su novio de toda la vida poder algún día casarse. Todo parecía normal, en aquella época de grandes miserias, donde los sueldos en España, eran demasiado bajos, y la joven Maruxa, tuvo que entrar de cocinera, en un restaurante Gallego en Madrid, en su zona Centro, donde apenas ganaba para pagar la pensión, y poder renovar su vestuario. El tiempo fue pasando, y a los tres años su novio volvió de dar vueltas a los mares del mundo, e intento ponerse en contacto con ella, que en aquel momento no conocía su domicilio ni su lugar de trabajo, ya que no tenía señas de donde residía en Madrid. y además ella acababa de cambiar de patrona. Maruxa sin saber apenas nada de su novio, tenía en su cerebro el poder algún día ser su esposa y regresar a su tierra gallega, aunque llevaba cierto tiempo, que el dueño del restaurante un hombre que estaba viudo, y su economía era muy buena, además de ser gallego, afincado en Madrid, la había propuesto hacerla su esposa, y ella no le había aceptado, al estar en su mente aquel hombre que se marchó a poder ganar algún dinero subido en un barco mercante. El novio de Maruxa, se marchó a buscar en Madrid, a su novia de toda la vida, recorriendo calles y restaurantes gallegos, que era donde el sabia que ella trabajaba, sin dejar de pensar un momento en Maruxa. Todo le parecía demasiado grande, Madrid se le volvía una ciudad molesta, las prisas y los semáforos le parecían vaivenes, que no le gustaban nada, además de que el contacto con sus gentes le parecía demasiado superficial, el joven sin dejar ni un solo momento, su investigación, incluso en el centro gallego de Madrid, en la calle de Carretas, esquina a Plaza de Jacinto Benavente, donde nadie le pudo dar ninguna señal, solo le hacían preguntas que eran un suplicio el contestarlas, hasta que una mañana temprano, se encontró con un paisano de los dos jóvenes novios, que sin esperar más tiempo, al ser taxista en dicha ciudad, le llevo hasta el lugar donde ella trabajaba, sin esperar que le contase toda su vida de marinero, por esos mundos de dios. El encuentro fue su salvación, ya que tenía pensado el regresar a su tierra natal gallega, al no poder encontrar a su Maruxa. Al entrar dentro del restaurante donde ella trabajaba, el dueño se quedo fijo en los dos nuevos clientes, notaba algo raro en sus miradas, y la pregunta que le hicieron le hizo tambalearse, le preguntaron por su cocinera Maruxa, y el buen hombre de su propia tierra les contesto, vendrá sobre las diez de la mañana, preguntándoles a la vez quien son ustedes, el novio enseguida contesto,” Soy un familiar suyo,” y empezaron un dialogo entre gallegos, pero sin dejarse de conocer las intenciones de cada uno, minutos más tarde entro Maruxa en el local, y el joven novio abrazo aquella mujer que le había sido fiel en toda su ausencia. Días después los novios, regresaron a su Galicia del alma, para poder ser felices, sin tener que volver a ser aquellos emigrantes, que el destino le había separado. En su futuro matrimonio. no deseaban ser esclavos del destino, ni volver a vivir alejados. G X Cantalapiedra. 7 – 9 - 2016