Algunos poseen una mesa de
piedra (“pousadoiro”) a modo de
altar que se usaba tradicionalmente para colocar los ataúdes en los funerales y se acostumbran a adornar todos los años para la tradicional
procesión de
Corpus. Pocos
pueblos hay en
Galicia tan pintorescos y encantadores como
Combarro, un
pueblo marinero y campesino en el que el tiempo parecería haberse detenido si no sonara de vez en cuando algún motor de explosión.