A todos los miembros la
familia de nuestra hermana Lola:
Ha emprendido el
camino del Padre, y en ese encuentro, seguro que le ha dicho:
-Aquí estoy, Señor, con las manos vacías, el cuerpo cansado y las sandalias rotas. Vacías, porque nada de lo terrenal tiene valor aquí arriba. Cansado de los sufrimientos y penas que nos da la vida, y las sandalias no han aguantado el peso del dolor de dejar allá abajo a mis seres queridos, vecinos y
amigos, que seguro no son pocos. Cuida de ellos.
- Ahora déjame
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