Cuando llegaba la
noche, a la salida del rosario, las madres…bueno en mi caso, mi abuela, me gritaba desde aquí, para que fuésemos a
casa, de aquella jugábamos al
futbol en la Cortiña, justo aquí a mano derecha, un
campo improvisado que tenía una pendiente lateral de por lo menos 40º, la pelota estaba pinchada la mayor parte de las veces y las porterías eran dos
piedras….lástima que no subiera por aquí ningún ojeador de figuras deportivas….ah! y con botas de
calle, normalmente, una o dos tallas mas
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