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A GUDIÑA: Como colofón a la historia del “Frances”, aquí va mi...

Como colofón a la historia del “Frances”, aquí va mi aportación. Después de haberla escuchado, contada por el padre de la Casa del Perú, q. e. p. d., intenté averiguar algo mas sobre ese personaje tan misterioso. Localicé el pueblo, en realidad se llama Nebias y efectivamente pertenece al departamento del Aude, en la región francesa del Languedoc-Rosellón, cerca de la frontera española. Como resultado de las gestiones que realicé, que no voy a pormenorizar, logré identificar a la familia del señor Bonnaure y aprovechando un viaje que hice al sur de Francia, me di una vuelta por Nebias para intentar saber algo más acerca del famoso “Francés”.

La zona es preciosa, está en pleno país cátaro, con varios castillos medievales, en concreto al lado de Nebias, se encuentra el de Puivert uno de los mas característicos y representativos en las luchas de aquel grupo de cristianos herejes contra la Iglesia oficial y el poder establecido, castillo que visité en compañía del sobrino del “Francés”.

Me entrevisté por lo tanto con dicho sobrino, que por entonces tenía una edad ya avanzada, más de 85 años, pero por desgracia no tenía la memoria que tenía el padre de la Casa del Perú. La historia que él me contó, llena de zonas de sombra y de niebla, es bastante diferente de la que le contó el “Frances” al párroco de La Gudiña y es la siguiente:

Julien Bonnaure era un suboficial del ejército francés. Encontrándose de permiso en Nebias fue a la feria de Quillán, ciudad próxima y capital de la comarca de su pueblo. Por aquellos tiempos en las ferias eran comunes los espectáculos en los cuales hombres forzudos retaban a cualquier paisano en lucha singular, teniendo éste un premio si lograba vencerlo. Uno de estos individuos tenía montado su espectáculo y Julien Bonnaure subió al ring, la lucha se desarrolló demasiado “bien” para nuestro amigo que tuvo la desgracia de matar, con un mal golpe, al profesional. Ante la situación complicada que se presentaba, el padre del “Francés” pagó a uno de los contrabandistas que en aquella época abundaban en aquella zona fronteriza para que pasara clandestinamente a su hijo al otro lado, es decir a España, con el fin de que huyera de la justicia francesa, pues en época de guerra, y dado su carácter militar, la sentencia obviamente era de muerte.

Me contó que durante varios años no supieron nada de él. Como último detalle, me dijo que pasado el tiempo y siendo él ya adolescente recordaba que una noche de invierno y muy mal tiempo, el pobre “Francés” parece que siempre andaba con condiciones meteorológicas desfavorables, apareció en casa de su padre, pero esté no le dio cobijo y se tuvo que marchar, no me supo explicar porque su padre se negó a acoger a su hermano. Por último me comentó que el creía que acabó en un asilo de monjas por la zona de Burdeos pero al no darme ningún dato concreto no pude confirmar este extremo. Así es la vida, alguien que en La Gudiña dejó una impresión tan positiva por los conocimientos que aportó a aquel grupo de adolescentes, en su pueblo era considerado poco menos que un vagabundo. Nadie es profeta en su tierra….