Y ESTABA EL CIELO PLOMIZO
Aquel hombre venido de Galicia hacía muchos años, de vez en cuando la morriña o saudade de su infancia gallega, le hacia pensar en aquellas mañanas lluviosas o llenas de nubes que parecían descargar su lluvia, sobre aquellas laderas de verdes inolvidables, Este hombre que llevaba más de cuarenta años fuera de su tierra, de vez en cuando largaba sus frases y refranes gallegos en su casa familiar. Era la melancolía de haber abandonado su tierra por necesidad, ya que, en aquellos años de su juventud, no veía futuro para las personas trabajadoras que eran bastantes hermanos, y no le quedó más remedio que salir fuera de su región para tener una vida digna, Fueron años de emigración forzosa, de llevarse en su maleta algún recuerdo de esa tierra maravillosa que siempre fue cuna de emigración para todas partes del mundo, aunque había vuelto a su terruño, y hablado con algún emigrante cómo él, incluso personas que atravesaron fronteras para poder ser respetados, y su vida mucho más cómoda, Cuando este hombre veía en la televisión como llovía por Galicia, se le notaba su acento más pronunciado, era como si de nuevo pisara aquella tierra que le vio nacer, Alguna vez habló a su familia de volver a Galicia, más sus hijos mezcla de gallegos y castellanos, no estaba en nada de acuerdo. Tan solo le decían. “Puedes hacer lo que quieras, pero con nosotros no cuentes, ni tampoco con nuestra madre y resto de familia, seremos descendientes de Galicia, pero eso se quedó atrás, y nuestra vida es ser un poco humanos del mundo, o ciudadanos sin límite ni fronteras”, El hombre aquel veía que su vida restante sería difícil el volver a poder vivir en su tierra de nacimiento, Solo le quedaba esa morriña con nostalgia y saudade, que le dejaban en su misterio de no poder vivir donde él le hubiera gustado. A veces los seres humanos no podemos volver a nuestros lugares de nacimiento. La vida nos lleva por diferentes caminos. sin poder echar marcha atrás. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre venido de Galicia hacía muchos años, de vez en cuando la morriña o saudade de su infancia gallega, le hacia pensar en aquellas mañanas lluviosas o llenas de nubes que parecían descargar su lluvia, sobre aquellas laderas de verdes inolvidables, Este hombre que llevaba más de cuarenta años fuera de su tierra, de vez en cuando largaba sus frases y refranes gallegos en su casa familiar. Era la melancolía de haber abandonado su tierra por necesidad, ya que, en aquellos años de su juventud, no veía futuro para las personas trabajadoras que eran bastantes hermanos, y no le quedó más remedio que salir fuera de su región para tener una vida digna, Fueron años de emigración forzosa, de llevarse en su maleta algún recuerdo de esa tierra maravillosa que siempre fue cuna de emigración para todas partes del mundo, aunque había vuelto a su terruño, y hablado con algún emigrante cómo él, incluso personas que atravesaron fronteras para poder ser respetados, y su vida mucho más cómoda, Cuando este hombre veía en la televisión como llovía por Galicia, se le notaba su acento más pronunciado, era como si de nuevo pisara aquella tierra que le vio nacer, Alguna vez habló a su familia de volver a Galicia, más sus hijos mezcla de gallegos y castellanos, no estaba en nada de acuerdo. Tan solo le decían. “Puedes hacer lo que quieras, pero con nosotros no cuentes, ni tampoco con nuestra madre y resto de familia, seremos descendientes de Galicia, pero eso se quedó atrás, y nuestra vida es ser un poco humanos del mundo, o ciudadanos sin límite ni fronteras”, El hombre aquel veía que su vida restante sería difícil el volver a poder vivir en su tierra de nacimiento, Solo le quedaba esa morriña con nostalgia y saudade, que le dejaban en su misterio de no poder vivir donde él le hubiera gustado. A veces los seres humanos no podemos volver a nuestros lugares de nacimiento. La vida nos lleva por diferentes caminos. sin poder echar marcha atrás. G X Cantalapiedra.