SOBRE TIERRAS DE GALICIA LLOVIENDO
Aquella noche de lluvia fuerte, cuando las nubes no te dejan ver el paisaje, sientes el ambiente de esa tierra gallega como si fuera una historia interminable, Estuvimos en Viveiro, y nos dispusimos a ir hasta Puentedeume, lugar a nuestro alcance a cualquier hora y día, la lluvia era intensa, el parabris del coche no terminaba de dejarte limpia la visibilidad, el miedo no existía en las personas que viajamos en aquella aventura, con el asfalto lleno de agua y la carretera apenas podíamos ver los indicadores, fue un viaje de los que se te quedan grabados para siempre, cuando llegamos a Cabanas, al lado de Puentedeume, sentimos como un alivio al ver El Puente que las personas con paraguas le cruzaban a pie, nosotros respiramos al ver que dejaba de caer ese lluvia con tantas ganas. Eran fechas de últimos de agosto, anterior a la pandemia, que nos dejó su encrucijada con personas amigas vecinas y familiares fallecidas. Es normal me dijeron en una cafetería al día siguiente, Galicia tiene esa lluvia que la llaman arte, más a los que vamos de turismo por allí nos ofrece su respeto y a veces miedo, La noche es algo negativo cuando la lluvia arrecia, en esos caminos carreteras de curvas, donde la visibilidad es nula en ciertos lugares, Tan solo siendo de día parece que estás un poco más seguro, aunque este verano pasado, El Triki el Podenco miraba al horizonte en San Andrés de Teixeiro, viendo cómo se formaban las nubes sobre el Mar Cantábrica, que esas mismas nubes luego las sufrimos estando en la carretera. Se ve que la lluvia es arte en Galicia, desde ese dieciocho de agosto me lo creo sin duda alguna. Es difícil andar por esa tierra y esas costas tan preciosas, y no poder ver la lluvia. Galicia tiene sus misterios, que cuando los vives de cerca te parecen normales. y La Madre Naturaleza te los pone delante. G X Cantalapiedra.
Aquella noche de lluvia fuerte, cuando las nubes no te dejan ver el paisaje, sientes el ambiente de esa tierra gallega como si fuera una historia interminable, Estuvimos en Viveiro, y nos dispusimos a ir hasta Puentedeume, lugar a nuestro alcance a cualquier hora y día, la lluvia era intensa, el parabris del coche no terminaba de dejarte limpia la visibilidad, el miedo no existía en las personas que viajamos en aquella aventura, con el asfalto lleno de agua y la carretera apenas podíamos ver los indicadores, fue un viaje de los que se te quedan grabados para siempre, cuando llegamos a Cabanas, al lado de Puentedeume, sentimos como un alivio al ver El Puente que las personas con paraguas le cruzaban a pie, nosotros respiramos al ver que dejaba de caer ese lluvia con tantas ganas. Eran fechas de últimos de agosto, anterior a la pandemia, que nos dejó su encrucijada con personas amigas vecinas y familiares fallecidas. Es normal me dijeron en una cafetería al día siguiente, Galicia tiene esa lluvia que la llaman arte, más a los que vamos de turismo por allí nos ofrece su respeto y a veces miedo, La noche es algo negativo cuando la lluvia arrecia, en esos caminos carreteras de curvas, donde la visibilidad es nula en ciertos lugares, Tan solo siendo de día parece que estás un poco más seguro, aunque este verano pasado, El Triki el Podenco miraba al horizonte en San Andrés de Teixeiro, viendo cómo se formaban las nubes sobre el Mar Cantábrica, que esas mismas nubes luego las sufrimos estando en la carretera. Se ve que la lluvia es arte en Galicia, desde ese dieciocho de agosto me lo creo sin duda alguna. Es difícil andar por esa tierra y esas costas tan preciosas, y no poder ver la lluvia. Galicia tiene sus misterios, que cuando los vives de cerca te parecen normales. y La Madre Naturaleza te los pone delante. G X Cantalapiedra.