CUANDO LLEGUES A GALICIA
Cuando llegues a Galicia
no preguntes por andadas,
ni quieras vivir primicia
en las sendas encantadas.
Cuando llegues de turismo
buscando la madrugada,
no comentes el abismo
de su montaña plantada.
Galicia te deja sombras
que las llevaras con calma,
y caminos que te asombran
donde jamás se reclama.
No quieras pisar las cumbres
de sus más bellas montañas,
y no digas que descubres
lo raro de sus entrañas.
Entre rías caudalosas
y puentes llenos de magia,
puedes ver barcas y rosas
a la vez de la nostalgia.
Sentir las brisas del viento
con sus frías madrugadas,
puede que te den aliento
viendo costas anheladas.
Galicia te da sabores
que los vivirás con calma,
y puedes buscar amores
en los caminos del alma.
No busques la noche negra,
ni quieras Santa Compaña,
y menos buscar la fiera
que puede ser alimaña.
Sin prisas ni malos vientos,
si las noches son cerradas,
no quieres ganar alientos
entre sombras embrujadas.
G X Cantalapiedra.
Cuando llegues a Galicia
no preguntes por andadas,
ni quieras vivir primicia
en las sendas encantadas.
Cuando llegues de turismo
buscando la madrugada,
no comentes el abismo
de su montaña plantada.
Galicia te deja sombras
que las llevaras con calma,
y caminos que te asombran
donde jamás se reclama.
No quieras pisar las cumbres
de sus más bellas montañas,
y no digas que descubres
lo raro de sus entrañas.
Entre rías caudalosas
y puentes llenos de magia,
puedes ver barcas y rosas
a la vez de la nostalgia.
Sentir las brisas del viento
con sus frías madrugadas,
puede que te den aliento
viendo costas anheladas.
Galicia te da sabores
que los vivirás con calma,
y puedes buscar amores
en los caminos del alma.
No busques la noche negra,
ni quieras Santa Compaña,
y menos buscar la fiera
que puede ser alimaña.
Sin prisas ni malos vientos,
si las noches son cerradas,
no quieres ganar alientos
entre sombras embrujadas.
G X Cantalapiedra.