RIOLOBOS: Holguera, es verdad que entre los dos pueblos había...

Me dirijo a Don Pedro, primero creo que el ha sido el iniciador de este block, si no estoy equivocado. Luego veo que también se le han unido otros paisanos mas próximos a su edad y también a sus vivencias de aquella época que les tocó vivir. Me alegro y veo que comparten mucho, y sobre todo sabiduría, pues aunque hay alguno que dice que ha tenido que estudiar de noche o cuando podía también lo hice yo y me saque el bachiller de noche o cuando podía.... Referente a lo que dice usted Pedro de que su padre era administrador de pajares, conocí pajares y una gran familia que había ahí, que se llevaba muy bién con mis padres, creo que el padre se llamaba Pedro más conocido como Don Pedro, que tenía varios hijos una sería de mi edad que no recuerdo el nombre, otro de los chicos se llamaba Luciano. Le estoy hablando nuevamente de esta época 65.67,68. Y sobre todo he leído estos recuerdos evocadores o románticos, nostálgicos siempre, que usted hace de las hojas del tabaco, del caminar entre el tabaco, el algodón en flor y también seco cuando abre su abanico, blanco. Todo esto me ha traído recuerdo, pues yo si lo he vivido de pequeño eso y me criado de pequeño en ese ambiente. Igual que jugar con las avionetas cuando iban a fumigar, las buscaba y cuando la avioneta bajaba, ya que iba fumigando, iba realmente a poca distancia del suelo cuando la veía venir simulaba un ataque de un avión de guerra en mi cabeza infantil y llena de fantasía, y me lanzaba en el cuerpo a tierra y la avioneta pasaba por encima en algunos casos a centímetros, pues sentías hasta el aire que llevaba el aparato en su gran velocidad.. Recuerdo todo eso, y decirle, también como ya creo que lo dije en otra parte, que aunque fuí a Riolobos a la escuela, yo no soy de Riolobos como veo que parece ser un foro para los del pueblo. Lo siento un saludo-

Querido Marc: En primer lugar te `pido que me quites el "Don" ya que como paisanos que somos el trato ha de ser directo, y es mejor pensar que nos conocemos desde los tiempos en que te pateabas las Dehesas de nuestro pueblo que, aunque de nacimiento no eres, sí de adopción porque los primeros años de nuestras vidas marcan mucho y recuerdas los lugares, el paisaje, las zonas de recreo, la escuela y los compañeros. Luego, con el paso del tiempo, la memoria nos va jugando malas pasadas y se nos van borrando multitud de detalles.
Me alegro que te esforzases y que consiguieses tu bachiller a base de esfuerzo ya que en aquellos tiempos sólo podían estudiar bachiller los más pudientes porque implicaba salir del pueblo y residir en un internado. Pensarás que yo era uno de esos, pero no fue ese motivo. Falleció mi madre cuando tenía nueve años y junto con mi hermano pudimos ir a un colegio de huérfanos en Madrid que se sustentaba con una pequeña cantidad que abonaba cada maestro para hacer frente a ese tipo de contingencias. ¿Sabes cuántos institutos había en toda la provincia de Cáceres en el 1963? Sólo dos, uno en Cáceres y el otro en Plasencia. Allí solíamos ir los que recibíamos preparación por parte de los maestros a la hora de acabar las clases. En un día o dos íbamos, nos poníamos delante de un tribunal subido en una tarima a la que nuestra nariz difícilmente llegaba, nos preguntaban todos, uno por uno, y luego a esperar el resultado. Eran unos señores trajeados que si te citaban a las diez normalmente aparecían más tarde y con ello comenzaba la guerra de nervios. Tú los veías más como jueces que como profesores. Luego, cuando llega un ministro de los que entonces se les llamaba "aperturistas" apellidado Villar Palasí crea una Ley General de Educación con unas miras amplias y es a partir de ese momento en que la educación comienza a cambiar muy lentamente. El Régimen quería salir de esa parálisis, comenzaba a circular el dinero porque los emigrantes enviaban todo el que ahorraban, unos ministros como López Rodó y López Bravo que procedían del Opus crearon los famosos polos de searrollo... los americanos confiaron en el régimen y el capital comenzó a circular. Como resultado de ese conglomerado de cosas, reconociendo que era necesario dedicar parte del PIB a la educación, se crearon muchos colegios públicos y numerosos institutos que se llenaban de día y alguno de ellos hasta por la noche de forma que muchos trabajadores, después de su jornada laboral, enganchaban con las clases y así hasta las diez de la noche. Permitió que se formaron muchos, dentro de los cuales debes estar tú.
¿Quieres que hablemos de las avionetas? Vamos a ello. Las primeras que yo vi sulfataron en la margen derecha del Alagón, creo que en El Rincón. Fue todo un acontecimiento ya que nosotros, cuando veíamos en las alturas pasar un avión, levantábamos los brazos, los agitábamos y decíamos adiós pensando que nos verían. Era un misterio el hecho de verlos volar y a todos no nos habría importado ser aviadores o poder hacer un viaje largo montado en ellos. Recuerdo que en nuestras bicis íbamos a ver como repostaban el insecticida que en cuatro pasadas lo rociaban por las plantas. Eso implicaba que hacían muchos viajes y que podíamos aprovechar nuestro desplazamiento para poder ver numerosas veces el despegue y aterrizaje. Seguro que recuerdas que improvisaron un campo de aviación muy primitivo donde destacaba su longitud, amplitud y el firme que no tenía muchos baches. ¿Donde? Justito delante de la ermita de Nuestra Señora de la Argamasa que no llamaba tanto la atención como ahora que nos la tienen en las fotos toda blanqueadita y con sus alrededores bien cuidados. No tomaba muchas medidas de seguridad la compañía propietaria ya que los domingos la dejaban allí, al aire libre y sin vigilancia alguna y también todos los bidones en los que se guardaba el insecticida. Fue muy comentado en el pueblo y a los que cultivaban algodón y tabaco les interesó mucho ya que con el calor extremeño y la abundancia de agua, los insectos de diferentes clases podían pelar las hojas de las plantas con la consiguiente pérdida de la cosecha. Ese procedimiento parecía ser mucho más efectivo que el sulfatador que se cargaba a la espalda como pesada mochila y que había que accionar con uno de los brazos para bombear en tanto que el otro se ocupaba de dirigir el chorrito que salía como una ducha a todas las plantas comenzando desde arriba hasta llegar a la base. Y aunque mi padre no era agricultor, sí le preocupaba el tema ya que a todos los medieros de Pajares el que se cortara la plaga repercutía en la producción final. Por este motivo, un domingo cogió una moto que tenía -una ISO, que ahora ya no se ve-, me invitó a acompañarle a la Argamasa. Aunque ya era adulto miró el aparato con la misma curiosidad que los infantes y dimos vueltas a su alrededor, pero puso casi más atención en los bidones de insecticida y descubrió lo que él iba buscando: el nombre del producto y la dirección del fabricante. Recuerdo el nombre, un tanto raro, pero que a mi me sonó muy musical: METAXISTOL. Si luego indagó el nombre de la compañía de los dueños de la avioneta ya no me consta pero sí creo recordar que luego se sulfató en Pajares por ese procedimiento y se obtuvieron mejores resultados que con el procedimiento manual ya que los bichitos morian en una gran extensión y no les daba tiempo a pasar de una parcela a la otra. A los pocos días, los que iban a bañarse al río Alagón y más especialmente las madres que semanalmente iban a hacer la colada porque nuestro arroyo del Boquerón se secaba, dieron la noticia de que aquella lluvia que caía sobre los sembrados debía de ser muy venenosa ya que el agua sobrante de los riegos y la lluvia artificial que caía desde la avioneta en sus pasos rasantes junto a los sembrados de la margen del río contaminaba de tal manera que aparecieron muchos peces muertos. ¿"Contaminación"? Qué palabra más maldita y muy usada en nuestros tiempos actuales, pero cuando eso pasó no sé si existiría en el diccionario o, al menos, los lugareños, o no la conocíamos o no la usábamos. Nadie dijo nada. Nadie se quejó y a todos nos pareció un hecho novedoso y también beneficioso. Por eso, amigo Marc, cuando he leído que te tirabas al suelo y te montabas tu película... ¡menuda carga de aire contaminado debían recibir tus pulmones!. Tú no pensabas en eso y con el hecho de vivir tu acción bélica ya eras el muchacho más feliz del mundo. Hoy dudo que nos hubiésemos callado y, de no habernos hecho caso, ¿qué le habría pasado a la avioneta esos días de fiesta en los que nadie se preocupaba de ella? La pregunta queda abierta para que cada uno dé su respuesta.
Sabadell, 10 e noviembre de 2013

Holguera, es verdad que entre los dos pueblos había muchas similitudes, pero no me puedes negar que sí existía mucha rivalidad y había cierta guasa entre los mozos tanto si los riolobeños iban a Holguera como si los de holgueranos venían a Riolobos. Una cosa en la que ganabais vosotros era en los melones que, al ser de secano, aunque los nuestros también lo fueran, vuestras tierras les daban un sabor inigualable de forma que la fama llegaba a todos los puntos de la geografía nacional. Pude ver el. Cartel de "Melones de Holguera" en las calles de Madrid -entonces estaba permitida esta modalidad- e incluso una de mis hermanas lo vio también un verano en Santander.
Y otra diferencia: vuestro cura era joven y no parece que tuviera mal genio - don Leoncio?- en tanto que el nuestro era viejito y un tanto recabreado si las cosas no iban como él las tenía previstas. Eso sí, a los dos debíamos los infantes besarles la mano cuando nos cruzábamos con ellos.
Va, vamos a ver si tienes buena memoria. Me vas a demostrar si perteneces a mi generación o eres de otra más joven. ¿Tú recuerdas que una noche en Holguera forzaron unos ladrones la puerta de vuestra iglesia y que se abrieron el sagrario de donde sustrajeron el copón lleno de formas consagradas? Hubo un revuelo en todas las localidades circundantes y la Guardia Civil no pudo sacar nada en claro, pero para desagraviar esta acción tan sacrílega se convocaron a todos los vecinos de los otros pueblos para asistir s una misa que se celebraba en vuestra iglesia la cual era presidida por el Obispo de Coria -Don Manuel López Iborra, que fue el que me dio la confirmación- y todos los curas que asistieron sin que faltase el vuestro. Los más devotos echaron la culpa a los masones que decían que ellos hacían sus ritos con las Hostias Consagradas pero lo que yo pienso, ahora que nos hemos alejado muchos años- que lo que les interesaba era el oro que contenía el copón.
Y si seguimos hablando de Holguera habría que irse a una finca denominada La Barranca, propiedad de los señores Tavira. Era y es muy extensa y en aquellos años sólo dedicada a pastos para cabras y ovejas. ¡Qué ejemplares de encinas podías observar por cualquier senda que pisases! Los cabreros permanecían a lo largo de todo el año en la finca en tanto que los pastores lo hacían entre Pajares y La Barranca, según las estaciones el año. Me llamaba la atención la vida solitaria de ellos, especialmente la de los cabreros que, instalados en sus chozos reglamentarios y sólo acompañados por su familia veían transcurrir el paso de los días de una manera monótona. Diariamente recibían la visita del Tío Pablo? –pariente del guarda de Pajares, Sotero Mendo- que a la caída de la tarde aparecía por allí para recoger la leche del ordeño diario de las cabras. Iba y venía desde Riolobos con su burrito y sus cántaros metálicos para abastecer a una larga cola de clientas que esperaban a la puerta de su casa para comprar ínfimas cantidades que iban desde el cuartillo, pasando por el medio y acabando por el litro. Las que formaban la cola protestaban, pero creo que en el fondo servía para contar cosas de los unos y otros, chismes intrascendentes. Él no tenía hora exacta de llegada y lo hacía por la calle Real en tanto que su clientela esperaba en la calle de la Iglesia, frente a la tienda de El Pañerín. A mí me gustaba ir a La Barranca, hablar con Félix? el guarda, Holguerano de toda la vida pero que vivía en la finca. A veces iba solo, en bicicleta, por el camino del cementerio, y siguiéndolo, antes de llegar, te encontrabas con una señora fuente con su buen brocal que, en tiempos de abundancia de agua nadie se paraba para beber sino era porque algún que otro labrador daba agua a sus yuntas. Esa fuente en verano solucionó el problema a muchas familias riolobeñas ya que por culpa de la típica sequía había que ir a buscar con cántaros a los pozos en lo que aún quedaba, aunque estuviesen alejados del pueblo. Era la sequía tan notoria que algunos hortelanos se quedaban a dormir en sus huertas para que nadie les robara la poca agua que el venero de su pozo manaba. ¿Se puede imaginar esta situación en la actualidad en que el paisaje de nuestros campos ha cambiado como de la noche al día? El camino nos llevaba a la Barranca y, si eras más decidido podías tener dos opciones: visitar Holguera o seguir hasta El Pedroso y luego acabar en Grimaldo. Era un camino estrecho, más bien parecía una vereda, poco cuidado y más dedicado al paso de animales que de personas.
Y ya, por recordar, evocar la estación estival en la cual muchos holgueranos se desplazaban a Pajares para jornalear en los campos de regadío en cualquier parcela de los medieros; hoy los veríamos ir y venir motorizados en tanto que en aquellos tiempos se gastaba mucha zapatilla y alguna que otra abarca.
Hace dos años quise explorar la nueva carretera que sale de Holguera hacia el río Alagón y descubrí un pueblo que para mí era desconocido: Pajares de la Ribera. Me pareció solitario, como si en él viviese muy poca gente. No sé por qué, sé que en los años 50 el Ministerio de Agricultura expropió la extensión de ese nuevo municipio a los dueños de Pajares al no querer estos transformar todas esas tierras de secano en regadío. Se produjo en mí una sensación muy triste ya que yo conocí a nuestros dos pueblos con muchos habitantes y en éste no llegué a verlos.
Acabo. Todo esto que escribo ha sido una evocación de unos lugares muy familiares para mi que el firmante del comentario a mi artículo anterior se ha puesto como seudónimo “Holguera”.
Desde Sabadell, hasta pronto.


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