MAS EXTREMADURA, MAS ESPAÑA.
CACERES.
El GAZPACHO DE POLEO.
A bordo del 1400 blanco, la familia disfrutaba de la brisa en su mirada mientras del maletero sacaban las cestas, los paños azules y los manteles de lunarcitos amarillos, que extendían como un altar sobre una mesa que compraron para la playa el verano que fueron a Torremolinos y que hoy no es más que la metáfora del olvido que seremos
Erecto como un mástil, el poleo arrancaba el calzoncillo de la tierra cual semental y entre julio y octubre era una evocación de la primavera. Con sus tallos desbocados, cuadrangulares, verdes, oscuros, de flores diminutas, crecía como la espalda de magnolia de un guerrero. Cuando estaban a punto de estallar, los hortelanos separaban las hojas del tallo y sus mujeres las lavaban y las ponían a secar. Días antes de la bajada de la Virgen de la Montaña ya estaban a punto.
CACERES.
El GAZPACHO DE POLEO.
A bordo del 1400 blanco, la familia disfrutaba de la brisa en su mirada mientras del maletero sacaban las cestas, los paños azules y los manteles de lunarcitos amarillos, que extendían como un altar sobre una mesa que compraron para la playa el verano que fueron a Torremolinos y que hoy no es más que la metáfora del olvido que seremos
Erecto como un mástil, el poleo arrancaba el calzoncillo de la tierra cual semental y entre julio y octubre era una evocación de la primavera. Con sus tallos desbocados, cuadrangulares, verdes, oscuros, de flores diminutas, crecía como la espalda de magnolia de un guerrero. Cuando estaban a punto de estallar, los hortelanos separaban las hojas del tallo y sus mujeres las lavaban y las ponían a secar. Días antes de la bajada de la Virgen de la Montaña ya estaban a punto.