OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

MEMBRIO: TURRÓN DE BELLOTAS...

En las encinas de la Península Ibérica se diferencian dos subespecies: (Quercus ilex subsp. ilex) y (Quercus ilex subsp. ballota) que tienen ligeras diferencias morfológicas y fisiológicas lo que se traduce en unos frutos diferentes, con bellotas más alargadas amargas en la primera planta y bellotas más redondeadas y dulces en la segunda.

En Extremadura y Andalucía los cerdos pastan por las dehesas aprovechando las bellotas caídas, mientras las cabras frecuentemente trepan a los árboles buscándolas. Los vacceos y otros pueblos del centro y norte de la Iberia prerromana obtenían harina panificable de ellas. Así lo sostenía Estrabón en sus escritos sobre los pueblos del norte de la Península Ibérica:

"Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas de encina, dejándolas secar, triturándolas y fabricando con ellas un pan que se conserva un tiempo."

Allá donde se aprecia su consumo humano, el fruto se consume crudo o tostado a la brasa. También se elabora licor.

TURRÓN DE BELLOTAS

Recuerdo una Noche Buena
que vi llorar a mi madre
porque solo había de cena
unas sopas de tomate.

Madre, mate la gallina
y la hacemos con tomate
pero hacia falta el huevo
que ponía cada tarde.

Lo cambiaba por azúcar
por aceite, o en gran parte
por un cuartillo de leche
del que yo tenía una parte.

Mi padre que vio la escena
salió ligero a la calle
donde fue, no lo supimos
hasta cuatro años más tarde.

Le habían dado un cigarrillo
pero el, en vez de fumarle
lo cambio por el azúcar
que le faltaba a mi madre.

Cogió unas cuantas bellotas
las machacó en un mortero
y luego añadió el azúcar
tostandolo en un caldero.

Tomad hijos un cachino
dijo con el alma rota
es un trozo chiquinino
pero es turrón de bellotas.

Hijos de mi alma yo os juro
por la gloria de mi madre
que mientras yo siga vivo
nunca, pasareis más hambre.

Nos abrazamos a el
y a mi madre que aún lloraba
secando con su mandil
las lágrimas de su cara.

Y aunque han pasado los años
al llegar las Navidades
recuerdo con gran cariño
el turrón que hizo mi padre.
AUTORA Rosi Naranjo