MEMBRIO: “UN PUEBLO QUE NUNCASE OLVIDA: RECORDANDO” 28, III...

“UN PUEBLO QUE NUNCASE OLVIDA: RECORDANDO” 28, III Parte.

Como ayer noche “VIRGO” nos habló de encinas, segadores, belloteras… no podíamos pasar la oportunidad y esperar hasta el Lunes para hablar de “LAS BELLOTERAS”.

Las belloteras era una estampa costumbrista que se repetía desde tiempo inmemorial todas las mañanas de los noviembres y diciembres. Las mujeres recorrían las calles del pueblo cogidas del brazo, recogiendo de sus casas a las compañeras de trabajo. Un trabajo que tenía 3 modalidades: recoger bellotas a sueldo, a destajo y al rebusco. En todas ellas menos en el rebusco tenían a uno dos hombres que vareaban y algunos de ellos grandes maestros, que manejaban el látigo de una manera increíble; siempre iba por delante para evitar el peligro que suponía… en vez de caer bellotas, desatar el nudo del pañuelo que encima de la cabeza las mujeres lucían, que junto a las bufandas y la toquilla de lana, parecían verdaderas tuareg. ¡Vamos… que es la hora del cacho pan! Lo de la palabra bocadillo vino mucho después y lo de bocata no te digo. Lo más usual era decir o preguntar: ¿qué “escondió” traes hoy? Ahora que está tan en boga “El secreto” no tiene que ver nada con el “escondío”; aunque los dos tenga como denominador común que están ocultos: uno por el tocino de la papada… el otro por el hueco de la mano y es por ello que había maestría en comer con una sola mano y la otra libre para seguir “apañando” bellotas.

Pero lo que llama la atención ahora, porque antes era una cosa normal, es que fueran alegres y contentas al trabajo, y como mejor lo hacían era cantando. Qué levante la mano, el o la que no haya oído por la mañana temprano en un Membrío pasado. ¡Vamos…! Que no nos creemos que no conoces estas canciones:

Hice la lumbre en un cerro
Y el aire me la barría
Las cenizas que quedaban
El querer que me tenias.

Y después cuando llegaban al “Montaero”, el lugar donde mejor se divisa al pueblo, camino del “Candil” o “Laguna”, lugares emblemáticos para “apañar” bellotas por algo se llamará “El Montadero”, se decía… dándose todas la vuelta y con la mano levantada… era todo un ritual:

Adiós pueblo de Membrío
La espalda te voy dando
Yo no sé que tengo dentro
Que mis ojos van llorando.

El “rebusco” era más complicado, porque la bellota te la podían requisar la Guardia Civil y encima ponerte una multa. Venían las mujeres andando con sus mochilas o “talegas”, que po cierto “talega” también se le llamaba a las bragas, a la cabeza. La cabeza física… la mental es otra cosa, era importantísima en la mujer rural: a la cabeza llevaban cántaros, vasijas, cubos, baños, bellotas y todo tipo de enseres. Pero los tiempos eran los tiempos. Ahora nos falta vender la bellota a fulanito de tal que paga la cuartilla a siete pesetas. SALUDOS.