[…]
Un día la flor marchó
y el aula quedó huérfana;
¡qué lástima, qué pena
el vacío que dejó!
Qué alto deja el pabellón,
qué grande ha sido la maestra,
la que puso el corazón
por delante de la ciencia;
la que en su vida cargó
toneladas de paciencia;
un ejemplo de tesón,
de sencillez, de prudencia.
Qué reto la sucesión,
tomar tan preciadas riendas;
será motivo de honor
se consiga con amor
mantener viva la herencia.
Y como terminar debiera,
te pido solo un favor:
no olvides rezar a Dios
por todos los que se quedan.
Que a través de la oración
percibamos tu presencia,
y continúe la tarea
de hacer un mundo mejor.
[…]
Asun, Amapola:
Yo también estuve celebrando la jubilación de una compañera y de allí tomé este par de fragmentos para felicitaros por los muchos años de vuestra vida que habéis entregado a la Enseñanza.
Se avecinan unas vacaciones muy largas, que las disfrutéis. Que los buenos recuerdos os acompañen siempre y que el título de Maestra no se aparte jamás de vosotras.
¡Felicidades!
Un día la flor marchó
y el aula quedó huérfana;
¡qué lástima, qué pena
el vacío que dejó!
Qué alto deja el pabellón,
qué grande ha sido la maestra,
la que puso el corazón
por delante de la ciencia;
la que en su vida cargó
toneladas de paciencia;
un ejemplo de tesón,
de sencillez, de prudencia.
Qué reto la sucesión,
tomar tan preciadas riendas;
será motivo de honor
se consiga con amor
mantener viva la herencia.
Y como terminar debiera,
te pido solo un favor:
no olvides rezar a Dios
por todos los que se quedan.
Que a través de la oración
percibamos tu presencia,
y continúe la tarea
de hacer un mundo mejor.
[…]
Asun, Amapola:
Yo también estuve celebrando la jubilación de una compañera y de allí tomé este par de fragmentos para felicitaros por los muchos años de vuestra vida que habéis entregado a la Enseñanza.
Se avecinan unas vacaciones muy largas, que las disfrutéis. Que los buenos recuerdos os acompañen siempre y que el título de Maestra no se aparte jamás de vosotras.
¡Felicidades!
