Sospecho que los sentimientos no nacen con nosotros, aunque nosotros sí nazcamos con la capacidad de sentir. Empezamos sintiendo el amor de nuestras madres, incluso desde el calor de sus entrañas, por eso siempre serán tan especiales; después se nos van incorporando otros sentimientos que se arraigan en nosotros mientras vivimos, que perduran y acrecientan en el tiempo, que se propagan a nuestro alrededor, entre nuestra gente, y que terminan trascendiendo más allá de lo vivido.
Querido Eugenio, nos decía la amiga CARNI que algo de ti se quedará siempre revoloteando por esta Plaza que tanto te gustaba; qué mejor muestra que esta bonita impronta fotográfica de “chiquinino”, junto a tu querida madre, para entender parte de esos sentimientos que te embargaban cuando nos decía que en el Pueblo, y en especial su Plaza, era donde más a gusto te encontrabas. Imágenes como ésta y tantas otras quedarán para siempre en el recuerdo de aquellos que te conocimos y te quisimos. Amigo Eugenio, jamás te olvidaremos.
Un fuerte abrazo para tu familia, que también la siento mía.
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