EL CAZADOR Y EL AGRICULTOR.
"El que es cazador y pasea por el
campo con un agricultor nota pronto la diferencia entre el
paisaje que ante sí tiene y el que existe para su acompañante. El agricultor, por ejemplo, no suele oír y, desde luego, no percibe distintamente los ruidos campesinos. Las lejanas voces de las aves no son por él reconocidas: los rumores mágicos de la campiña, que para el cazador son signos inequívocos de su claro
mensaje telúrico, no dicen nada al que vive en el campo con el fin
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