Veamos a ver, supongamos,
¿y si se van al infierno?
le digo a usted arzobispo,
y a usted señor presidente
porque, si esa breva cae
estoy seguro que pronto
dios se apiada destos reinos
y nos deja vivir en paz
pero; antes, claro está,
ambos dos se han de largar
con su avernal viento fresco.
¿Díjole alguien presidente
o a vuecé señor mandamás,
que son ambos dos diábolos
marionetas de a saber quién?
¿No? pues al cielo clamaré
y a las vírgenes y santas
con la de Finibus también
pues, si se han fijado bien
sus botarates mercedes,
juntos como separados
ambos son dos monigotes
de palo pero feriados.
Que sé quien mueve los hilos
y se trata de don Parné,
que es primo hermano de usted
y también, señor, de usted
que esa burra quiere vender
sin echarle algo de comer
o al menos darle de beber.
Quien os quiera que os compre
junto con quien no os conozca,
que los que os vieron mangantes
desde muchos siglos antes
seguro que os repudian
como os rechazaron antes.
Puestos ya a contar mentiras
con corte de Monipodio,
díganle a esos sus vasallos
las virtudes con que adornan
cada uno de sus sayos
y todas sus triquiñuelas
para vivir de lacayos.
Salud.
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