ORELLANA LA VIEJA: Milord informa ...

Bueno, bueno ¿pero que pasa aqui? leer si que leemos pero escribir escrbimos más bien poco, pues como de leer se trata mando la crónica de septiembre para que que "boh mobay un poquino"

Milord informa
Crónica de septiembre 2012
LA OTRA CARA DE LA BANDERA.
Por todos es sabido los beneficios que reportan a la sociedad en general y a los individuos en particular, las prácticas higiénicas y la importancia adquirida en estos modernos tiempos. Pero aunque existen tantos y tantos estudios hechos sobre y para la higiene... aunque existen tantas leyes, reglamentarias... y últimamente, el modernísimo Instituto General de Sanidad vigente, la tan aireada higiene es un mito. Existen leyes sí ¿mas para que sirven si no se cumplen?
Merecida será sin duda la bandera azul otorgada a la playa “Costa dulce” de Orellana, porque incluso el prestigioso meteorólogo José Antonio Maldonado habla de ella y de la calidad del agua a la que ha sido adjudicada, pero en nuestro pueblo sin ir mas lejos las aguas que bebemos quizás tengan buenas condiciones de potabilidad porque del pantano se abastecen los depósitos que nos la suministra, pero en lo que muchos están de acuerdo es en el mal olor y peor sabor que tiene cuando abrimos el grifo, y no hablemos de la fuente del Pilar que pasa directa de la sierra a un depósito que debe de hacer cincuenta años que no se limpia dando lugar a que salga con un desagradable olor y sabor a cieno corrompido, que es un gusto (digámoslo así).
Las tremendas “Bacanales” del cristo, fueron como eran de esperar de espanto, por el desenfreno y el derroche de comida y alcohólicas bebidas de alta graduación, que fueron el pan de cada día hasta altas horas de la madrugada, tan altas que llegaba a confundirse con la salida del sol del día siguiente. En la treintena de metros que separa la farmacia de la confluencia a la calle Colón pudo verse por las mañanas de los cinco días que duró este grosero bacanal de las “peñas”, grandísimas cantidades de comida esparcida por el suelo, allí se mezclaban junto a los "meaos" y bebidas vertidas, rodajas de chorizo, salchichón, con las de queso, lomo, mortadela y jamón serrano, trozos de pan y algunos enteros que sólo les faltaba un “cantellá” entre las decenas de botellas de licores de variadas marcas (eso sí, todas vacías) vasos de plástico, botellas semivacías de tal o cual refresco, aparecían en gran desorden por doquier, todo esto pisoteado, machacado y revuelto con el permanente y desagradable olor a orines que mas que una calle principal del pueblo parecía la hedionda letrina de un campamento.
A destacar como cosa curiosa las enormes cantidades de pañuelos y servilletas de papel que se esparcían por las calles adyacentes que volaban con libre albedrío movidas por el viento, es de suponer que las usaran para limpiarse las manos o las narices vaya usted a saber y… (Esto si que sería inquietante y grave). Que cada cual saque sus conclusiones por el uso de tales servilletas. Pero no contento con este estropicio nocturno, algún “Iluminado” se le ocurrió la horterada de hacer un concurso de paellas durante el día en la Plaza de España, así que ya tenemos otro gran invento para el año que viene. Como se puede observar en Orellana la Vieja se maneja dinero y por supuesto no se pasa hambre, pues sin exagerar con la comida tirada por el suelo bien se hubiese dado de comer a muchos cientos de personas que lo necesitan. Y así estuvieron las bacanales de septiembre, ya sé que muchos dirán –es nuestro derecho- pues ¡hala jarreando pa´lante!
Parece ser que con lo recaudado por el “impuesto revolucionario playero”, nuestros administradores tienen pensado de contratar a personal para que el año que viene toda la playa esté limpia como los chorros del oro. Pues hay voces que aconsejan se den una vueltecita por las escombreras del pueblo que las cuatro están que da pena verlas.
Castillos que flotan, tiendas y feriantes, todos, todos han levantado el vuelo y aquí, como si dijéramos no ha pasado nada. Es decir, han pasado las ilusiones, esa multitud de ilusiones que todos, quien mas quien menos, teníamos para los días del Cristo y que a estas horas se han desvanecido como el humo, quedándonos solo vagos recuerdos, de aquellos agitados días, en que sin parar de andar, no íbamos a ninguna parte.
¿Y que ha sido el Cristo? Unos días de ajetreo, borracheras, cansancio, apretones de manos y gastar dinero sin ton ni son en comilonas y chucherías, pero este año no nos quejaremos de aburrimiento como otros años por esta época, en que las primeras aguas nos retiran a casita a gozar de los primores del otoño. Fueron una delicia estos días del Cristo, durante los cuales, de tantas cosas disfrutamos. Su dulce recuerdo quedará por mucho tiempo flotando en nuestra memoria, hasta que el tiempo, con su dedo incansable se encargue de irlos borrando poco a poco.
Me dispensarán ustedes que les haya servido hoy estas murmuraciones de fiestas. Durante las ferias, ya se sabe, tenemos que conformarnos con lo que nos toca, y todo lo que durante ella nos toca, suele ser de clase inferior a lo que creemos merecer. Mil perdones por si alguien se siente ofendido por la claridad de mis palabras y continúen ustedes disfrutando de estos días felices que tan dulces recuerdo dejan en nuestra memoria.
Desde Orellana la Vieja Víctor Sanz.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Buenas noches, maravillosa crónica amigo Victor.
Hola a todos
Hola Víctor
Recuerdo las fiestas del Cristo de otra manera, recuerdo que esperábamos las tómbolas y demás casetas que ponían en la plaza y como no la sesión o sesiones de fuegos artificiales recuerdo las ofrendas que se hacían en la iglesia vagamente, supongo que el pasar del tiempo cambia las costumbres, tradiciones y los hábitos de la gente, muchos de los temas que denuncias eran habituales tiempo atrás, cierto es que entonces las papeleras y urinarios escaseaban.
Referente al ... (ver texto completo)
Estoy de acuerdo contigo, amigo Víctor y con tu crónica. Pero permíteme dos o tres observaciones relacionadas con Las Fiestas del Cristo.
En primer, lugar, como peñista del Cristo que soy; reconozco el efecto adverso y nocivo de la suciedad resultante. Deberíamos entre todos estudiar formas de paliar ese perjuicio. Pero convendrás conmigo que, salvando dicho inconveniente, no hay una fiesta en Orellana, o mejor dicho; unas fiestas del Cristo que se vivan tan intensamente, con alegría, compañerismo ... (ver texto completo)