ORELLANA LA VIEJA: Milord informa....

Milord informa.

Crónica Orellanense 1ª Abril.

Abril el de las mil aguas no se esta portando mal del todo, nuestros labradores están tranquilos por el momento y si es nuestra adorable juventud tampoco esta incordiando demasiado por que ellos ya están preparando sus fiestas y sus jiras para Semana Santa, y es que el mes de abril esta dedicado al planeta Venus, que como todos sabemos era la diosa del amor, los placeres y las orgías de los romanos.

Hoy daré otro aldabonazo a los Filisteo, que sin pudor alguno mandan día adía sus ejércitos de monstruosas maquinas de guerra que sin piedad agujerean, y destrozan sin cesar nuestras tierras del “sevellar”, y lo peor esta por venir por que los dichoso espejos estarán mirando hacia el pueblo, tan cerca, tan cerca que solo falta que pongan la caldera para la ebullición en la plaza de España. “vivir para ver yo no espero salir como un gato escaldao”. Por mis años lo digo.

Los otros, los ediles, no pierden el tiempo no. El que más y el que menos ya a presentado su lista de listos, y algunos se empeñan en adecentar las calles como la de la Iglesia que con un milagro se podrá llegar a la calle Calvario para que por allí pase alguna procesión. La otra en restauración es la prolongación de la calle Miralrío que por su parte norte se comunica con el Campo Santo o Cementerio, esta quedará bastante bien porque la pobre estaba en considerable mal estado.

Por fin nuestro paisano y amigo Antonio Sánchez ha visto terminado su hermoso trabajo realizado: Un libro foliado con una bella encuadernación de color verde oliva con esquinas de metal dorado, preciosas las guardas de tonalidad abstractas como si de cuadros pintados al óleo se tratara. Lastima que solo son tres ejemplares los que hay hasta el momento. Me enorgullece ser el propietario de uno de ellos. Felicidades “Sanche”.

Caminaba una tarde hace unos días en dirección al “ejido”, fue un domingo y casualmente tenía que pasar por enfrente de la churrería que nuestro churrerillos tienen en la avenida del pantano, un grato olorcillo a churros recién hechos se esparcía en el entorno llevado y traído por el viento que aquel día soplaba del noroeste. Dentro de la freiduría nuestro joven amigo se afanaba en la delicada tarea de hacer y freír los churros. No entre, seguí mi camino, pero me imaginaba el proceso de su elaboración: Con la mano húmeda de agua sacude al aceite que esta en la caldera que rechifla enojado por el contraste, el vaho y los borbotones acompañados del ruido del rechifleo indican el punto para la fritura y es el momento en que introduce en el aceite la blanca masa de harina que toma una retorcida forma en espiral acompañada de un “glup, glup” producido por las burbujas que se rompen en la superficie del liquido oleoso y cuando el aroma propio de la rosca al freír hiere el olfato, entonces se dice que esta en su punto. Pero la intensidad del aroma, el grado del color, la mayor o menor blandura que prueba de que la rosca esta en su punto, esto, la experiencia y solo la experiencia lo enseña. Nuestros churrerillos son profesionales, lo que se diga bueno de ellos es poco.

Atardecía en nuestro pueblo. Una suave brisa agitaba coquetonamente las hojas de los escasos árboles de los pequeños huertos del “ejido”; murmuraba amores el cantarín arroyuelo de “la Pizarra” que bajaba serpenteando desde la sierra como instigando a disfrutar de la paz reinante. Un pastorcillo a lo lejos entonaba una canción melancólica de trágicos amores; sonaban vagamente en la lejanía el tintinear de las esquilas del ganado que se recogía a sus rediles y el valido de las ovejas llamando a sus corderillos. El astro rey se escondía de vez en cuando entre unos rajones en las nubes haciéndolas negras, muy negras en el fondo y rojo en los bordes y alguna vez que otra se teñían de colores naranjas y amarillos. Mientras en las orillas del camino se veían cantidad de variadas flores silvestres, de entre ellas sobresalía una que se mecía en su tallo al soplo suave del viento. En torno suyo iba y venía con vuelo gracioso y entrecortado una blanca mariposa que parecía dichosa al embriagarse con el dulce aroma de su néctar.

Que la paz de este atardecer llegue a vosotros.

Desde Orellana la Vieja. Víctor Sanz