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ORELLANA LA VIEJA: La Noche de la Riada...

La Noche de la Riada

El otoño metío'n agua
había jormäo mil riachuelos
que cargaban los arroyos
a su paso po los pueblos;
y ya había argunos pantanos
con mu poco pa está llenos.

Aquel octubre jué gris,
casi tós los días lloviendo,
pero naidi barruntaba
que juera a sé tan en serio.

Prencipió'l mes de noviembre
entöavía con más genio
y en la madrugá del seis
s'ajuntaron lluvia y viento
estremeciendo la noche
¡era una noche de perros!

Aquello da miëo contaglo.
Como'l peó de los sueños.

Tós los riachuelos y arroyos,
qu'andenantes iban secos,
jueron llenando'l Rivillas
y su cauce bien repleto
s'adentraba'n Badajó
con la juerza d'un deseo.

Y el Calamón, por su lao,
¡ese sí que venía güeno!

Había cruzäo to Valverde
con la rabia de los celos
arrasando po las calles
to lo qu'encontró por medio.

Y pa colmo, en las ajueras,
antes e pasá po'l Cerro,
en metá de las corrientes
enrabietás com'un trueno,
s'abía jormäo un amasijo
con barro y con bichos muertos,
con ramajos y con troncos
arrancäos e cuajo enteros;
y con coches esguazaos
amontonäos en to'l medio,
enreäos con la chatarra
y con tejaos de jierro
reventäos de los doblaos
po la juerza de los vientos,
apresando los dos cauces
y anegando los barbechos.

Era alréo de la una,
casi naide cogía'l sueño
la gente'l Cerro e Reyes
prencipió a sentí argún mieo;
pero enjamás cabilaron,