Lunes, 28 de agosto de 2006. HOY DIGITAL:
Regional
Alcaldes comprometidos y 'currantes' convencidos
Varios alcaldes de pueblos pequeños de Extremadura compatibilizan su trabajo con la gestión municipal, no llegando algunas veces ni a cobrar consignación por la dedicación a sus vecinos.
En estos tiempos que corren, en los que ocupar el sillón de alcaldía puede ser una experiencia tremendamente peligrosa y arriesgada y en los que algunos aprovechan ese puesto de privilegio para enriquecerse a costa del pueblo, es cuando la labor de muchos alcaldes de Extremadura, la mayoría de municipios pequeños, adquiere gran relevancia. Y es que, aunque a muchos les pueda sorprender, en la región extremeña aún hay hombres y mujeres comprometidos con su pueblo, que en vez de asignarse sueldos desorbitados, trabajan por sus vecinos por el 'amor al arte' y sin percibir ni un solo euro.
Y hay no queda la cosa, porque lejos de amilanarse, no dudan en seguir manteniendo el trabajo con el que sustentan a su familia y lo compatibilizan con la gestión municipal. Todo un esfuerzo digno de elogio y que a veces no es lo suficientemente valorado por sus vecinos, que no dudan en aplicar el dicho de 'Sarna con gusto no pica'. Algunos ejemplos de esta doble lección de coraje se pueden encontrar en Gargáligas, Vivares, Hernán Cortés o Valdehornillos.
ANTONIO ASENSIO (ALCALDE DE GARGáLIGAS)
Al calor del horno del panadero
Si hay un oficio especialmente sacrificado, ese es el de panadero. Y si éste hay que compatibilizarlo con el de alcalde, el reto es doble. Pues bien, desde hace siete años ya, Antonio Asensio Coronado desempeña ambas ocupaciones en su pueblo, Gargáligas. Como recuerda el primer edil de esta entidad local menor dombenitense, en el oficio está inmerso desde los 13 años, ya que la panadería fue siempre el negocio familiar. No obstante, Asensio siempre tuvo en mente su otra vocación, la política, a la que accedió hace once años cuando fue designado delegado del alcalde siendo la población aún pedanía de Don Benito. Luego, llegó la independencia, y Asensio va camino de cumplir su segunda legislatura, tras contar en los últimos comicios con el respaldo «de casi el 85% de mis vecinos». De su profesión, éste admite que es «muy sacrificada, porque todos los días me levanto a las cuatro de la madrugada y estoy haciendo pan hasta las once de la mañana, que es a la hora que suelo irme al Ayuntamiento».
De la panadería depende el sustento económico de su familia, ya que por ser alcalde apenas recibe unas ayudas mínimas en concepto de kilometrajes o desplazamientos. «En ningún caso compensa lo económico al sacrificio que hay que hacer como alcalde de un pueblo como Gargáligas, de casi 550 habitantes, y en donde uno es alcalde prácticamente las 24 horas del día». En este caso, Asensio suele estar en su despacho de alcaldía de once a tres del mediodía, aunque si el trabajo se le acumula hay tardes en las que también dedica un rato a la gestión municipal.
Y es que, al ser la única panadería del pueblo la de Asensio, ésta se ha convertido con el tiempo en una especie de sede del Ayuntamiento donde los vecinos aprovechan para hacerle consultas. «Aunque siempre tratas de separar una cosa de otra, es inevitable que a diario recibas cinco o seis consultas de vecinos en la propia panadería. Siempre dicen que a lo mejor no es el sitio para hacerlo, pero luego acaban aprovechando. Yo, como no podía ser de otra manera, trato de satisfacerlas de la mejor forma posible».
No obstante, la panadería, por donde pasa a diario prácticamente todo el pueblo y en la que elabora al día unos 200 panes, también le sirve para calibrar el nivel de satisfacción de sus conciudadanos respecto a su gestión: «En la mayoría de las caras de los vecinos que pasan por allí, sobre todo de las personas más mayores, veo una señal de agradecimiento y eso me llena de orgullo». De momento, Asensio pretende jubilarse en su panadería, porque del tema político «depende de lo que deciden las urnas cada cuatro años».
El conocimiento se sustenta de la información, sea veraz o tendenciosa. Que cada cual saque sus conclusiones.
Saludos,
J. Gala
[GoogleBarVIP= 3].
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Alcaldes comprometidos y 'currantes' convencidos
Varios alcaldes de pueblos pequeños de Extremadura compatibilizan su trabajo con la gestión municipal, no llegando algunas veces ni a cobrar consignación por la dedicación a sus vecinos.
En estos tiempos que corren, en los que ocupar el sillón de alcaldía puede ser una experiencia tremendamente peligrosa y arriesgada y en los que algunos aprovechan ese puesto de privilegio para enriquecerse a costa del pueblo, es cuando la labor de muchos alcaldes de Extremadura, la mayoría de municipios pequeños, adquiere gran relevancia. Y es que, aunque a muchos les pueda sorprender, en la región extremeña aún hay hombres y mujeres comprometidos con su pueblo, que en vez de asignarse sueldos desorbitados, trabajan por sus vecinos por el 'amor al arte' y sin percibir ni un solo euro.
Y hay no queda la cosa, porque lejos de amilanarse, no dudan en seguir manteniendo el trabajo con el que sustentan a su familia y lo compatibilizan con la gestión municipal. Todo un esfuerzo digno de elogio y que a veces no es lo suficientemente valorado por sus vecinos, que no dudan en aplicar el dicho de 'Sarna con gusto no pica'. Algunos ejemplos de esta doble lección de coraje se pueden encontrar en Gargáligas, Vivares, Hernán Cortés o Valdehornillos.
ANTONIO ASENSIO (ALCALDE DE GARGáLIGAS)
Al calor del horno del panadero
Si hay un oficio especialmente sacrificado, ese es el de panadero. Y si éste hay que compatibilizarlo con el de alcalde, el reto es doble. Pues bien, desde hace siete años ya, Antonio Asensio Coronado desempeña ambas ocupaciones en su pueblo, Gargáligas. Como recuerda el primer edil de esta entidad local menor dombenitense, en el oficio está inmerso desde los 13 años, ya que la panadería fue siempre el negocio familiar. No obstante, Asensio siempre tuvo en mente su otra vocación, la política, a la que accedió hace once años cuando fue designado delegado del alcalde siendo la población aún pedanía de Don Benito. Luego, llegó la independencia, y Asensio va camino de cumplir su segunda legislatura, tras contar en los últimos comicios con el respaldo «de casi el 85% de mis vecinos». De su profesión, éste admite que es «muy sacrificada, porque todos los días me levanto a las cuatro de la madrugada y estoy haciendo pan hasta las once de la mañana, que es a la hora que suelo irme al Ayuntamiento».
De la panadería depende el sustento económico de su familia, ya que por ser alcalde apenas recibe unas ayudas mínimas en concepto de kilometrajes o desplazamientos. «En ningún caso compensa lo económico al sacrificio que hay que hacer como alcalde de un pueblo como Gargáligas, de casi 550 habitantes, y en donde uno es alcalde prácticamente las 24 horas del día». En este caso, Asensio suele estar en su despacho de alcaldía de once a tres del mediodía, aunque si el trabajo se le acumula hay tardes en las que también dedica un rato a la gestión municipal.
Y es que, al ser la única panadería del pueblo la de Asensio, ésta se ha convertido con el tiempo en una especie de sede del Ayuntamiento donde los vecinos aprovechan para hacerle consultas. «Aunque siempre tratas de separar una cosa de otra, es inevitable que a diario recibas cinco o seis consultas de vecinos en la propia panadería. Siempre dicen que a lo mejor no es el sitio para hacerlo, pero luego acaban aprovechando. Yo, como no podía ser de otra manera, trato de satisfacerlas de la mejor forma posible».
No obstante, la panadería, por donde pasa a diario prácticamente todo el pueblo y en la que elabora al día unos 200 panes, también le sirve para calibrar el nivel de satisfacción de sus conciudadanos respecto a su gestión: «En la mayoría de las caras de los vecinos que pasan por allí, sobre todo de las personas más mayores, veo una señal de agradecimiento y eso me llena de orgullo». De momento, Asensio pretende jubilarse en su panadería, porque del tema político «depende de lo que deciden las urnas cada cuatro años».
El conocimiento se sustenta de la información, sea veraz o tendenciosa. Que cada cual saque sus conclusiones.
Saludos,
J. Gala
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