Como debería de ser siempre, que sea la sensatez la que dirija nuestras normas de convivencia. Con toda humildad, creo que la solución es bien sencilla: Respetemos el derecho de los demás en una línea de buena vecindad (no haga lo que no me gustaría que me hicieran a mi, y con un carácter positivo, trate a los demás como a mí me gustaría que me trataran). Y cuando mayores y jóvenes, jóvenes y mayores, tengamos clara esa línea, seamos generosos y cedamos y puntito más de tolerancia (bonita virtud esa); eso nos permitirá disponer de una franja de flexibilidad que hará nuestra convivencia más tranquila y armoniosa. Todos los mayores han sido jóvenes, y los jóvenes día a día, paso a paso, se acercan a posturas más maduras que al día de hoy considerarían restrictivas a su libertad. Es la vida.
Se que a todos los habitantes de Orellanita nos gusta disfrutar de un pueblo sin roces, y seguro que lo conseguiremos.
Un saludo para todos.
P.de.: Bien por los de las secretarias. Si cunde el ejemplo acabamos con el desempleo en cuatro días. Es broma. VIVA NUESTRO PUEBLO.
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