Han quedado las imágenes, pero se nos han ido las palabras. Es como el final del
otoño, que con la partida de las hojas, anuncia la frialdad del crudo
invierno.
Siempre se puede volver a empezar, pero ya no será igual. Un jarrón de porcelana china que se ha roto, por bien que se llegue a recomponer, juntando y pegando todos sus trocitos, ya siempre será un jarrón roto.
Pero, ¿donde han ido las palabras?. Quizá las que nada contenían ni nada significaban para nadie, hayan muerto, pero las que
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