A nosotros, todos los de la llamada Franja Gallega, o sea, desde la Vía Balata que decían los moros, o la Ruta de la Plata que decimos hoy, de sur a norte y hasta la mar oceana, mocita, quizá por aquello de que somos un revoltijo de pueblos y de costumbres, que se han ido asentando a lo largo de estos últimos mil años en la imaginación popular como signos de identidad individual para diferenciarnos unos de otros, nos pasa que vivimos ignorándonos unos a otros, siempre de espaldas, cuando no despreciándonos. Los de la Torre con los de Almendral, los de Badajoz con los de Cáceres, los de aquí con los portugueses, siempre ignorándonos, menospreciándonos y despreciándonos, unos a otros, los del pueblo aquél, a los del otro y los de aquella ciudad a los de la otra. Y viceversa y así, hasta las naciones.
Quizá todo esto tenga su origen en el reparto de unos terrenos adquiridos por derecho de conquista, o sea, a puro güevo, y luego, en las mismas causas pero en ámbitos territoriales más reducidos, hasta que llegamos a las herencias o derechos de sucesión entre familiares ricos y también los que sólo tienen un techo para cobijarse.
Lo que demuestra que la avaricia siempre está al acecho y se vale de las más sibilinas artes.
Seguro que vosotros, los más de trescientos amables lectores diarios de esta página del desalmendrado dentro de Pueblos de España, conocéis más de un caso, y los odios y las frustraciones que generan, que llegan incluso a las más despreciables venganzas.
Para muestra, un botón, tengo delante el mapa físico del Reino de España, porque he leído los comentarios que hacen los lectores en el periódico Hoy de Badajoz (y aún estoy con mi habitual cara de pánfilo pasmao más acentuada que de costumbre) al respecto de que se ha dado luz verde al proyecto de la autovía que unirá ambas capitales regionales y dejará una alternativa más para ir hasta Lisboa por un lado o de norte a sur o de este a oeste, pasando o no por los madriles.
Los hay para todos los gustos, desde los que dicen que el gobierno del actual califato extremeño sólo favorece a la gente de Badajoz, hasta los que reivindican la independencia de Alkantara, Coria, o Cáceres. Para cagarse las patas abajo.
También, y estos será sólo por tocar los cojones, los que dicen que para qué hace falta hacer más ancha una carretera si, por ella sólo pasan cuatro coches y él, o ellos, que va a su cortijo a echarle pasto a las vacas. No dicen, que una vez abierta, será, como son todas las vías desde los tiempos de Roma, un camino más fluido para elevar de categoría toda la Región Autonómica y a sus habitantes de rebote.
Mirad el mapa y veréis, si lo hacéis desprovistos de gafas de colores, que es el camino más sensato, sin que ello quiera decir, que se mejoren otras de interés para las comunicaciones dentro de las diferentes comarcas de La Región, pero cuya ejecución depende sólo del gobierno autónomo.
O sea, que aunque fuera una excepción, deberíamos tirar juntos del carro, pero ni p´güevos moza, privan más los tópicos ancestrales que, curiosamente, siempre beneficia a intereses espúreos alimentados por retrógrados de toda laya, de los que ven enseguida la paja en el ojo ajeno sin percatarse del peazo de leño de alcornoque que tienen atravesado en sus frontales.
Salud.
Quizá todo esto tenga su origen en el reparto de unos terrenos adquiridos por derecho de conquista, o sea, a puro güevo, y luego, en las mismas causas pero en ámbitos territoriales más reducidos, hasta que llegamos a las herencias o derechos de sucesión entre familiares ricos y también los que sólo tienen un techo para cobijarse.
Lo que demuestra que la avaricia siempre está al acecho y se vale de las más sibilinas artes.
Seguro que vosotros, los más de trescientos amables lectores diarios de esta página del desalmendrado dentro de Pueblos de España, conocéis más de un caso, y los odios y las frustraciones que generan, que llegan incluso a las más despreciables venganzas.
Para muestra, un botón, tengo delante el mapa físico del Reino de España, porque he leído los comentarios que hacen los lectores en el periódico Hoy de Badajoz (y aún estoy con mi habitual cara de pánfilo pasmao más acentuada que de costumbre) al respecto de que se ha dado luz verde al proyecto de la autovía que unirá ambas capitales regionales y dejará una alternativa más para ir hasta Lisboa por un lado o de norte a sur o de este a oeste, pasando o no por los madriles.
Los hay para todos los gustos, desde los que dicen que el gobierno del actual califato extremeño sólo favorece a la gente de Badajoz, hasta los que reivindican la independencia de Alkantara, Coria, o Cáceres. Para cagarse las patas abajo.
También, y estos será sólo por tocar los cojones, los que dicen que para qué hace falta hacer más ancha una carretera si, por ella sólo pasan cuatro coches y él, o ellos, que va a su cortijo a echarle pasto a las vacas. No dicen, que una vez abierta, será, como son todas las vías desde los tiempos de Roma, un camino más fluido para elevar de categoría toda la Región Autonómica y a sus habitantes de rebote.
Mirad el mapa y veréis, si lo hacéis desprovistos de gafas de colores, que es el camino más sensato, sin que ello quiera decir, que se mejoren otras de interés para las comunicaciones dentro de las diferentes comarcas de La Región, pero cuya ejecución depende sólo del gobierno autónomo.
O sea, que aunque fuera una excepción, deberíamos tirar juntos del carro, pero ni p´güevos moza, privan más los tópicos ancestrales que, curiosamente, siempre beneficia a intereses espúreos alimentados por retrógrados de toda laya, de los que ven enseguida la paja en el ojo ajeno sin percatarse del peazo de leño de alcornoque que tienen atravesado en sus frontales.
Salud.