ALMENDRAL: ¡Qué manía tenemos los peninsulares con fusilarnos...

¡Qué manía tenemos los peninsulares con fusilarnos los unos a los otros! Parece que la cosa viene de lejos, ya un día como hoy del año mil ochocientos ocho, Murat, un general francés que quería ser rey de España, mando fusilar a muchos de los que habían tomado parte en la rebelión del pueblo de Madrid contra las tropas francesas instaladas en España por virtud del tratado llamado de Fontainebleau.

Luego pasaron más cosas, unos alcaldes en Móstoles declararon la guerra a Francia por su cuenta, el pueblo se armó de horcas y navajas y arcabuces y todo lo que pudiera servir para matar y se tiró al monte.
Se le sumó parte del ejército de la época y muchos curas y frailes y monjas y niños y mujeres. Hubo muchas batallas, como la de La Albuera, (la gran desconocida hasta hace poco) y luego, con un rey al frente que no vaciló en decir aquello de: vayamos todos juntos y yo el primero por la senda de la constitución, cuando se vio obligado por las Cortes Constituyentes en Cádiz, luego no vaciló tampoco en restaurar el absolutismo y entre otras hazañas, se cargó a Riego y permitió que lo despedazaran, en Madrid, me parece.
Desde entonces, ese método de quitarse del medio a quien no esté de acuerdo con la idea de la maniobra que algunos grupos de presión encaramados al poder ejercen, sustituyó a la hoguera y se aplicó por estos pagos con inusitado entusiasmo.
De nuestra última incivil, tenemos ejemplos a porrillo, ejemplos que una vez acabada oficialmente con la frase "cautivo y desarmado etc etc.., fue cambiado algunas veces por el garrote vil, vil manera de morir. Esperemos moza recia, que la actual situación dure muchos años más, ¿qué digo?, siglos, o para saeculum saeculorum.

Goya, inmortalizó en uno de sus cuadros de los de los desastres de la guerra, el horror de estas acciones (Los Fusilamientos del 3 de mayo en la Montaña del Príncipe Pío). Entonces se fusiló al pueblo de Madrid para escarmiento de los demás, pero parece que "el ejemplo" no surtió el efecto deseado, sino el contrario.

Y es que no es bueno matar la gallina de los huevos de oro, porque el pueblo, aunque sea manipulable, es el que carga con todo el peso siempre, entonces en los campos de batalla y ahora con el peso de "la crisis económica que nos invade como una de esas plagas bíblicas con las que la humanidad carga cada poco tiempo. Hoy toca apretarse el cinturón, dicen, como si lo hubiese tenido alguna vez aflojado y, menos, por aquí, pero parece que los que nunca se lo han apretado, se siente a gusto en este berenjenal e incitan a los poderes fácticos a persistir en esa idea de seguir con las apreturas que, como es natural, les beneficia, y mucho. Por eso el ataque es en todos los frentes, empezando por la especulación y siguiendo con la corrupción generalizada, ciénaga viscosa en la que todos estamos empantanados y, siguiendo con el juego de intereses, unos dicen que la culpa es de Pepa y los otros de Satanás reencarnado. Pero nadie quiere ver dónde radica el mal, su origen perverso y repetitivo para arrancarlo de raíz. Entre tanto, en la pista cirquense a la que sólo podemos asistir como espectadores, los que toman parte en la representación, siguen a su bola enfrascados en su mundo virtual y mirando de sacar tajada de la situación.
¡Viva la Pepa! Y palante con los faroles.
Salud.