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ALMENDRAL: Casi tres décadas. Veintinueve años para ser exactos....

Casi tres décadas. Veintinueve años para ser exactos. ¿Qué queda del 23-F? En la historia de España, la intentona golpista de 1981 es un episodio negro más, rodeado de tantas incógnitas como versiones de los acontecimientos se suceden cada aniversario, o de los papeles que jugaron sus protagonistas y sus alter ego en la sombra de una España en zozobra.
Los alumnos de 1ª de la ESO, por ejemplo, aún no saben de qué va el asunto, entretenidos como están en aprender las capitales de los cinco continentes. Con 12 o 13 años, parecen demasiado jóvenes para bucear en los vaivenes del país que los educa. Tampoco se lo enseñan. Y de Franco, la mayoría sólo saben chistes fáciles. Pero no se trata ahora de cuestionar la enseñanza.
Es evidente que una gran mayoría de los ciudadanos españoles guarda en su retina las imágenes insólitas de aquel Tejero con tricornio y bigote empuñando la pistola en el Congreso de los Diputados. «Quieto todo el mundo. Todos al suelo». Todos excepto el presidente en funciones, Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo, que se mantuvieron firmes en sus escaños desoyendo al teniente coronel. Como una Santa Trinidad, ironías de la vida. Luego de horas de espera y de angustia, por fin el Rey desencogió los estómagos de los españoles y relajó sus nervios al anunciar de madrugada el aborto de ese golpe, ilegítimo y bastardo, descendiente de una joven e inexperta democracia nacida tras cuarenta años de dictadura.
Quedan ya lejos los juicios militares y civiles y las estancias entre rejas. Por eso, los pocos golpistas que sobreviven prefieren guardar silencio, porque ya hablaron o escribieron o porque el 'honor' les impide contar del todo la verdad, desvelar los nombres de traidores y contratraidores.