En esto, un ronco ladrido
retumba potente y fiero.
- ¿Oyes? -dice el caballero-,
es el perro que me ha olido.
Se abre una puerta excusada
y, cual terrible huracán,
entra un hombre..., luego un can...,
luego nadie..., luego nada...
- ¡Hija infame! -ruge el conde.
¿Qué haces con este hombre?
¿Dónde has dejado mi honor?
¿Dónde?, ¿Dónde?, ¿Dónde?. ¿Dónde?
retumba potente y fiero.
- ¿Oyes? -dice el caballero-,
es el perro que me ha olido.
Se abre una puerta excusada
y, cual terrible huracán,
entra un hombre..., luego un can...,
luego nadie..., luego nada...
- ¡Hija infame! -ruge el conde.
¿Qué haces con este hombre?
¿Dónde has dejado mi honor?
¿Dónde?, ¿Dónde?, ¿Dónde?. ¿Dónde?