Si yo gobierno este país, no voy a dar ni un solo euro del dinero público a la banca—dijo él hará séis meses-- y luego el gachó encendió un purico y le hehó una bocanada de jumo a los periodistas.
Pero está claro que él sabe lo que hace, lo ha sabido desde siempre. Yo creo que desde que era un estudiante modelo en sus ciudad natal pues, un día de hace ya mucho tiempo, soltó aquello tan tierno refiriéndose a una niña que lo iba a pasar muy mal bajo la égida del pérfido Roderico. Pero aquella vez, la comedura de tarro al personal le salido mal y se quedó a las puertas de la gloria. No obstante, obstinado y a la vez paciente con sus mesnadas, supo aguantar el tirón de orejas y de otras extremidades que sus propios le propinaban y, estoico, llegó hasta este 2011 incólume y dispuesto a comerse al mundo y a sus mujeres y, así como el que no quiere la cosa, nos puso a todos tiernos otra vez cuando nos sacó a relucir al “probe niño de las chuches. Esas chuches que el innombrable quería arrebatarle de su boquita.
Pero ha roto su promesa, bien es cierto que obligado por las circunstancia pues, como todo el mundo reconoce sin ambages y le da toda la razón, la culpa es del maligno. Es a ese ser intrinsicamente tan malo y de tan reprobable conducta, a quien hay que culpar del incumplimiento de esta y de sus demás promesas porque, raro es hoy en todo el territorio de las Españas, quien no se ha percatado de que todas sus acciones al servicio de los viajeros de este gran trasatlántico cuyo timón él domina con sus férreas manos de gobernante ejemplar que, si no ha cumplido ninguna de sus promesas sino todo lo contrario, no es por sus culpa, ni por la de sus fieles escuderos sino, ¡Oh Redioses! Por culpa de su pérfido antecesor.
Pero lo grave en este caso concreto en que es el banco o barco de su propiedad el que ha hecho aguas hasta por el foque, es que los coste de su estancia para reparación y acondicionamiento en dique seco, lo vamos a pagar los Iaioflautas-canesflautas- obreros de la construcción y resignados trabajadores del campo ademas de, empleadas del hogar, estudiantes, científicos, maestros de escuela y de los otros, policías y guardas de verde y etc etc. Y él, el mejor, el incuestionablem encenderá uno de sus puros y nos echará a todos una bocanada de apestoso jumo.
Pero no hay problemas porque, aunque nuestras escuálidas faldriqueras estén más agujereadas que una criba de graba y que en nuestro gaznate cada día que pasa las telarañas sean más grandes y que adelgacemos hasta el extremo de que puestos de perfil no se note nuestra presencia, sufridos como somos y resignados como estamos, aportaremos todo lo que podamos para que este gran hombre espejo de virtudes y sus ayudantes y asesores, consigan llevar a los directores de este su banco de bancos, a sus dorados retiros con unos cuantos de millones de euros en sus bolsillos en concepto de indemnización por los servicios prestados desde sus puestos, a todos los españoles.
Miremos sufridos lacayos estas cifras a guisa de botón de muestra:
Entre el FROB, los créditos medio regalados del BCE y unas ayuditas directas de este gobierno de él por la gracia de Dios, 80.000 millones de dinero público que, dividido entre todos nosotros sus siervos, cabemos a 1.700 eurillos de nada y es que, como decía la folclórica aquella tan flanmencona, “con una pezetilla que diera ca español pa pagá la murta que me ha puesto hacienda por no pagarle yo a ella ná, se arreglaban tós mis problemas. Poseso. Pero el bujero es tan grande que nos puede engullir a todos, ocho veces más que lo que, él, el que sabe, tiene previsto recaudar de los recortes en educación y sanidad.
Es verdad que él, ya ha dicho por boca de uno de sus oráculo u orácula, no recuerdo bien, que no va hacer nada, que lo va a dejar rodar, que ni comisión parlamentaria para que deduzca responsabilidades políticas ni investigación fiscal para que aclare si las hay penales y en ambos caso se aplique el castigo correspondiente, ni nada de nada, monada.
Es lo que pasa cuando se tiene un rodillo, que,él, el mejor, hace lo que le da la gana. Buen, él no, quienes le han puesto ahí
Salud.
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