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Está sonando una mazurca por los altavoces que una vez solícito sacristán
colocó entre los arcos que coronan el campanario de la casa donde mora,
aquella que un día muy lejano vio la luz primera en tierras de Magdala,
pero no es en honor de ilustres muertos, no, es un canto de esperanza
que se eleva, baja y otra vez se levanta llenando libre los espacios
donde están, siempre esperando y dando vueltas en su tobogán;
unas cuantas almas blancas carentes de casi todo o de todo,
pero se mueven ... (ver texto completo)
Está sonando una mazurca por los altavoces que una vez solícito sacristán
colocó entre los arcos que coronan el campanario de la casa donde mora,
aquella que un día muy lejano vio la luz primera en tierras de Magdala,
pero no es en honor de ilustres muertos, no, es un canto de esperanza
que se eleva, baja y otra vez se levanta llenando libre los espacios
donde están, siempre esperando y dando vueltas en su tobogán;
unas cuantas almas blancas carentes de casi todo o de todo,
pero se mueven ... (ver texto completo)