Pirañas almendralenses, almendrucos principales, buenas gentes del lugar, ¿qué os pasa que calláis, le teméis al qué dirán?
Rajad, benditos, rajad, que hasta Mauro en su sepulcro siente la losa silente que ha caído en el lugar.
Expresad vuestras ideas con entera libertad.
Eso sí, sin olvidar, que eso es un derecho que acaba donde empieza el de los demás.
En el mundo hay muchas gentes a quienes les reconforta escuchar la voz del
pueblo expresarse en libertad.
No temáis ni ignoréis esa
fuente,
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