VALENCIA: ¿Qué son las Fallas?...

¿Qué son las Fallas?
Las Fallas hoy
Valencia, ejemplo de modernidad, puerto del Mediterráneo y capital de grandes eventos, se transforma en marzo para convertirse en una ciudad entregada a su fiesta, a la música y a la pólvora.

Las Fallas, las fiestas del fuego por excelencia, se mantienen desde hace siglos tan espectaculares, desmesuradas y barrocas como el propio valenciano. En los albores del invierno, la ciudad se tiñe del color de las flores y de la pólvora para recibir la primavera y a más de un millón de visitantes, que entre la música de las bandas y el estruendo de las mascletàs recorren los monumentos falleros, este año más de 700. Sin embargo, no hay que olvidar que durante esos días, también se puede disfrutar de las exposiciones del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y del Museo de Bellas Artes San Pío V, visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias e incluso descubrir el alma marinera de la ciudad degustando una buena paella después de la mascletà.

La Exposición del Ninot, la plantà, la Cabalgata del Reino, los castillos de fuegos artificiales, la Ofrenda de flores a la Virgen y la Nit del Foc, son algunas de algunas de las imprescindibles citas falleras.

Lo más tradicional es recorrer las calles de la ciudad contemplando las fallas, mientras se disfruta de un exquisito chocolate con bunyols de carabassa.

El día 15 de marzo empieza la plantà y el 16 a las ocho de la mañana ya está cada falla en su lugar, más de 700 monumentos algunos de 25 metros de altura.

El arte y la sátira se conjugan en unos monumentos que durante la semana fallera, del 12 al 19 de marzo, se levantan en cada una de las calles y esquinas de la ciudad y en los que se critica y caricaturiza vida social y política. Como cada año la cridà, la invitación de las falleras mayores de Valencia, Marta Agustín y María Berbel, a participar en las Fallas, ha sido el pistoletazo de salida de las celebraciones falleras.

Como presagio primaveral, las Fallas se viven en la calle por el buen tiempo que normalmente hace y porque la ciudad se convierte, toda ella, en peatonal. El sonido de la música festera y el olor a la pólvora y a las flores acompañan a otro aroma típicamente fallero para los valencianos: el de los buñuelos. Lo más tradicional es recorrer las calles de la ciudad contemplando las fallas, mientras se disfruta de un exquisito chocolate con bunyols de carabassa.

Desde el 1 de marzo en Valencia, todo el mundo tiene una cita a las dos en la plaza del Ayuntamiento para ver la mascletà, la sinfonía del ruido. Las mascletà es un espectáculo para los sentidos: se oyen los masclets, se ve el fuego y el humo y se huele la pólvora, pero sobre todo se siente la vibración que sube por las piernas y recorre todo el cuerpo.

El día 15 de marzo empieza la plantà y el 16 a las ocho de la mañana ya está cada falla en su lugar, más de 700 monumentos algunos de 25 metros de altura. Ese es el momento en el que las fallas transforman la ciudad y la gente la recorre de falla en falla. Es imprescindible ir a la falla del Ayuntamiento, la única fuera de concurso y la última en caer pasto de las llamas. De las 700 fallas con miles de ninots sólo uno se salvará del fuego gracias al sufragio popular: el ninot indultat que pasará al Museo Fallero.

Los días 17 y 18, las flores y la Virgen dels Desamparats son las protagonistas del acto más emotivo para los falleros: la Ofrenda. Cientos de falleros, ataviados con el traje regional, desfilan desde su falla con sus bandas de música hasta la Basílica de la Virgen para ofrecer sus flores a la Cheperudeta, como la llaman los valencianos, y hacer con ellas su manto. Las falleras mayores son las últimas en ofrecer las flores a la Virgen. Ese día, una cita obligada es la Nit del Foc, un espectáculo pirotécnico lanzado desde la Alameda, que ilumina la noche del cielo valenciano con cientos de colores.

Llega el día 19, la última jornada festiva en la que toda acaba y todo empieza. Es un día agridulce lleno de música, de armonía, de esplendor, de fuego, de ruido, de tristeza y alegría, un día en el que todo acaba con el fuego pero empieza de nuevo, cual ave fénix, con las cenizas. Esa noche en Valencia ya se sueña con las Fallas de 2010.