15–. Cuando alguien cometía en omisión o voluntad algo contrario a los Usos del agua, era señalado por el Sequier; dicha indicación implicaba presentarse ante los Síndicos en justicia. Tribunal que siempre se constituía en el día de jueves al mediodía. Todas las faltas amonestadas a partir del jueves eran vistas a partir de las doce del jueves siguiente, día inapelable a no ser por defunción del señalado, sus padres o hijos. Quienes abusaban de los derechos de los demás eran señalados, bien por el Sequier, o cualquier labrador en demanda que a este se lo comunicara, siendo mirados todos en su Forat y Hombra, y si los jueces lo estimaban preguntados en su razón. El Sequier informaba siempre, que no acusaba, de la falta cometida para que todos los asistentes se enteraran, pues los Síndicos aunque no se mencionara ellos ya la veían. Pues ellos mirando la Hombra de la persona veían si esta era espiritualmente inocente o culpable; pues ellos de quien tenían delante sólo veían su realidad espiritual. Nadie podía acusar ni defender, y de hecho todo esto se omitía. Oídas las dos, o tres partes, o las que hubiera, o los jueces estimaran, ellos entre ellos comentaban lo visto y lo oportuno y para ellos dictaban sentencia. Antes de dictar sentencia los Síndicos miraban si entre los asistentes hubiera un anciano Home en grasia, y de haberlo lo miraban y sin vocalización alguna le pedían su permiso y después daban sentencia. Esta era propio que fuera, en apariencia, multa económica en sueldos de día, pagadera en el momento, o en el peor de los casos, pérdida del derecho a regar durante el tiempo que se estimara. Todos los trámites, sentencia y ejecución, eran verbales, personales, y sin escrito alguno. Mirando a las personas en su Forat y Hombra. Con comportamiento "Home" y a "Sol".
Los hoy llamados atenuantes o agravantes de toda falta o delito, siempre se veían mirando a la sombra de las personas. Estas solían ser causas fatales de imposible previsión, o voluntad maligna. Cuando las faltas eran hechas por criados de amo, se corregía a este.
Todas las formas y organización anteriormente mencionada, asumción, y diario comportarse, visto desde la ejemplaridad, exactamente lo es, y no existe nada que lo supere, por más que se busque en todo el mundo cosa similar o que se le asemeje.
Ahora bien; Siendo fácil en la realidad la gestión del tribunal de las Aguas y óptima su eficiencia, no lo es si cambiamos los esquemas mentales de las personas, sus creencias y tradiciones. Las mismas personas, juzgadas por los tribunales judiciales del momento se encontraban con una burocracia inmensa de documentos escritos, y una gran desproporción de la falta y el acierto en la solución y corrección de la misma. Siendo todos personas humanas, no todos tenían las mismas creencias.
El éxito del Tribunal de las Aguas valenciano, o de todos aquellos tribunales valencianos que como él juzgaban, era, no juzgar a las personas en imposición, se las juzgaba en asumción. Se las juzgaba en aquello que ellas creían, en lo que ellas eran o decidían ser, y en lo que serían sus descendientes. Se las juzga en su esencia, como a "Homens", en "Hombría". Del hombre que ha cometido una falta no se le juzga el hecho material pasado, se le juzga la consecuencia espiritual, para que según él sea así se le vea. El ser Home, o no ser Home. Quien es Home siempre se comporta, así se hunda el mundo, y por lo tanto debe continuar siéndolo, y sus descendientes merecen bendición para emularlo. Quien no, por debilidad, o maldad, o cualquier otro motivo, ha de ser enterado de que todo el sindicato se lo tiene en cuenta y para ello se le cita ante los Síndicos, Homens que representan a los demás, los cuales le pondrán una multa simbólica y le dirán que se lo tienen en cuenta. Si vuelve a faltar, la inicial pena económica se multiplica y, además, se propaga por la huerta que el infractor no aprecia el carácter "Home", es "Poc Home", cosa que ha demostrado en su falta de respeto a los derechos ajenos, cosa sagrada en la huerta. Si vuelve de nuevo a faltar, en esta ocasión la pena le será gravosa pues se le multiplica la anterior, y se le condena a la peor de las condenas, pues a partir de ese momento tendrá consideración de "No ser Home". Cosa que le dirán los jueces por no respetar la dignidad y derecho de sus convecinos. No ser considerado "Home" en los Usos valencianos equivalía a maldición máxima en estirpe dada por toda la huerta; a lo que hoy llamamos condena Zombi "Mort". Persona de la que todos los valencianos naturales huían, no por estar muerta en vida, sino por ser un muerto maldecido vivo, él y sus descendientes.
Los Síndicos cuando asumían su carácter santo representando a los demás y juzgaban, ellos podían, y de hecho lo hacían, dictar la sentencia que quisieran a fuer de dañar a todo aquel que no siendo Home dañara a la colectividad. Estas sentencias todas espirituales, no tenían nada de humanas, en cuanto a bondades se refiere, pues en corrección todas eran despiadadas. Los Síndicos cuando esto hacían la sentencia sólo la comentaban entre ellos, y después la callaban, siendo su sagrado deber callarlas mientras vivieran. Cuando los Síndicos mentaran entre ellos sentencia en maldición, no eran ellos quienes condenaban; era el propio condenado quien se condenara pues en su conducta así lo había decidido. Los jueces le veían la culpa y con ello le recordaban que no había sido Home.
En caso de que el Sequier, o el, o los Síndicos, de ellos decidir no obrar en –Just, si el labrador en injusticia juzgado mentaba maldición hacia ellos, esta se cumplía con la misma fuerza y mamá con la cual los Síndicos juzgaran, con la misma. Pues el juzgar contra –Just, condenaba a los Síndicos.
Los hoy llamados atenuantes o agravantes de toda falta o delito, siempre se veían mirando a la sombra de las personas. Estas solían ser causas fatales de imposible previsión, o voluntad maligna. Cuando las faltas eran hechas por criados de amo, se corregía a este.
Todas las formas y organización anteriormente mencionada, asumción, y diario comportarse, visto desde la ejemplaridad, exactamente lo es, y no existe nada que lo supere, por más que se busque en todo el mundo cosa similar o que se le asemeje.
Ahora bien; Siendo fácil en la realidad la gestión del tribunal de las Aguas y óptima su eficiencia, no lo es si cambiamos los esquemas mentales de las personas, sus creencias y tradiciones. Las mismas personas, juzgadas por los tribunales judiciales del momento se encontraban con una burocracia inmensa de documentos escritos, y una gran desproporción de la falta y el acierto en la solución y corrección de la misma. Siendo todos personas humanas, no todos tenían las mismas creencias.
El éxito del Tribunal de las Aguas valenciano, o de todos aquellos tribunales valencianos que como él juzgaban, era, no juzgar a las personas en imposición, se las juzgaba en asumción. Se las juzgaba en aquello que ellas creían, en lo que ellas eran o decidían ser, y en lo que serían sus descendientes. Se las juzga en su esencia, como a "Homens", en "Hombría". Del hombre que ha cometido una falta no se le juzga el hecho material pasado, se le juzga la consecuencia espiritual, para que según él sea así se le vea. El ser Home, o no ser Home. Quien es Home siempre se comporta, así se hunda el mundo, y por lo tanto debe continuar siéndolo, y sus descendientes merecen bendición para emularlo. Quien no, por debilidad, o maldad, o cualquier otro motivo, ha de ser enterado de que todo el sindicato se lo tiene en cuenta y para ello se le cita ante los Síndicos, Homens que representan a los demás, los cuales le pondrán una multa simbólica y le dirán que se lo tienen en cuenta. Si vuelve a faltar, la inicial pena económica se multiplica y, además, se propaga por la huerta que el infractor no aprecia el carácter "Home", es "Poc Home", cosa que ha demostrado en su falta de respeto a los derechos ajenos, cosa sagrada en la huerta. Si vuelve de nuevo a faltar, en esta ocasión la pena le será gravosa pues se le multiplica la anterior, y se le condena a la peor de las condenas, pues a partir de ese momento tendrá consideración de "No ser Home". Cosa que le dirán los jueces por no respetar la dignidad y derecho de sus convecinos. No ser considerado "Home" en los Usos valencianos equivalía a maldición máxima en estirpe dada por toda la huerta; a lo que hoy llamamos condena Zombi "Mort". Persona de la que todos los valencianos naturales huían, no por estar muerta en vida, sino por ser un muerto maldecido vivo, él y sus descendientes.
Los Síndicos cuando asumían su carácter santo representando a los demás y juzgaban, ellos podían, y de hecho lo hacían, dictar la sentencia que quisieran a fuer de dañar a todo aquel que no siendo Home dañara a la colectividad. Estas sentencias todas espirituales, no tenían nada de humanas, en cuanto a bondades se refiere, pues en corrección todas eran despiadadas. Los Síndicos cuando esto hacían la sentencia sólo la comentaban entre ellos, y después la callaban, siendo su sagrado deber callarlas mientras vivieran. Cuando los Síndicos mentaran entre ellos sentencia en maldición, no eran ellos quienes condenaban; era el propio condenado quien se condenara pues en su conducta así lo había decidido. Los jueces le veían la culpa y con ello le recordaban que no había sido Home.
En caso de que el Sequier, o el, o los Síndicos, de ellos decidir no obrar en –Just, si el labrador en injusticia juzgado mentaba maldición hacia ellos, esta se cumplía con la misma fuerza y mamá con la cual los Síndicos juzgaran, con la misma. Pues el juzgar contra –Just, condenaba a los Síndicos.