
Excepto los restos de un poblado de la Edad de Bronce que existe en la Terrosa, los demás vestigios de ocupación humana de este término municipal corresponden ya a tiempos de la romanización: una lápida con inscripción latina encontrada en una hondonada frente al
molino inmediato a la localidad, los restos de una posible villa rústica cerca del cruce de la
carretera de
Pedralba con el
río Turia, y
cerámicas en la Loma y en la Pieza de Anastasio.
La primitiva alquería, origen de la actual villa, fue conquistada por el rey Jaime I y donada en 1238 a Rodrigo Ortiz. Pasó a pertenecer a la Corona y Jaime II la vendió a Bernat Guillem d'Entença, pasando posteriormente a manos de Baltasar Monpal, conde de Alcudia. Su último señor feudal fue el duque de Almodóvar. Era lugar de moriscos, que en el año 1609, tenía 270 fuegos. Años después de la expulsión de los mismos, en 1646 sólo contaba con 76
casas.