Los primeros pobladores se remontan al paleolítico, en la época del magdaleniense, según los hallazgos encontrados de la
Cueva del Parpalló (Gandía) y de las Malladetes (
Barx), que constituyen dos de los yacimientos prehistóricos más importantes de la región mediterránea peninsular. Los materiales arqueológicos en ellas obtenidos testimonian que hace 29.000 años y, de manera ininterrumpida, hasta hace 11.000, el hombre ocupó esta zona, desarrollando un modo de vida cazador y recolector. Su cultura material se caracterizó por la elaboración de utensilios de
piedra y hueso, y uno de los aspectos más singulares de Parpalló es el haber proporcionado una rica colección de plaquetas calizas grabadas y pintadas, con representaciones de animales y otros temas. Su existencia nos informa de la alta capacidad artística y simbólica de aquellas poblaciones del pasado. Durante la Edad Media Barx estuvo habitado por musulmanes, hasta que Jaume II lo entregó al Real
Monasterio de
Santa María de Valldigna y prácticamente se despobló. Los intentos de los monjes durante más de un siglo por asentar una población cristiana estable no fructificaron y Barx se convirtió en una granja y en un lugar de tránsito de
ganado. Puesto que el asentamiento estable de labradores en Barx no acababa de producirse, el Monasterio tomó una determinación en el año 1651: la construcción de
casas para quien decidiera instalarse en Barx, en la actual
plaza de la “Constitució”, además de la reconstrucción de un oratorio, dos almazaras, un
granero, una
bodega y un
horno, y la
torre que da nombre al
pueblo. La relación entre Barx y el Monasterio no siempre fue fácil durante los más de 500 años en los que estuvo vinculado; el conflicto más importante estalló en 1778, cuando los barxeros presentaron un pleito contra la abusiva autoridad del abad; sin embargo, tuvieron que esperar hasta la exclaustración de 1835 para sentirse libres de obligación hacia sus antiguos señores. En 1835 Barx se convirtió en municipio independiente. La documentación histórica referente a permutas, la construcción de la Font del Racó el 22 de Noviembre de 1799 y la construcción del
Calvario por la misma época, son símbolo de la “independencia” de Barx del Monasterio. No ocurrió así con
La Drova, que fue explotada por los monjes hasta la desamortización de las tierras de la
Iglesia realizada por Mendizábal, expropiada y comprada por particulares. Desde entonces, Barx ha estado habitado y La Drova ha sido un lugar de veraneo. Actualmente mucha gente vive en las urbanizaciones de La Drova y La Puigmola durante todo el año. En el término municipal de Barx existen hermosos parajes naturales, como la “Cañada Real de Castilla” o
camino Assegador (utilizado en la
antigüedad para el tránsito de
ganados y por el que encontramos varias
fuentes), y maravillosas vistas como el
mirador de la Visteta o el pico del Mondúver (841m), desde donde se divisan hermosos
valles, como la Valldigna o la costa desde
Valencia hasta Denia. La disolución de las calizas ha dado como resultado la formación de simas naturales, como el forat de l’aire, la sima d’ Aldaia o l’Avenc de la Donzella. La cueva de les Malladetes y la del Parpalló (Gandia) son importantes por los restos arqueológicos que se han encontrado en ellas. Barx está incluido en la Red natura 2000 de protección de aves.