Se trata de uno de los
torreones que formaban parte del tercer recinto
amurallado de
Jérica.
Alrededor del año 1370, los habitantes de Jérica que residían en los arrabales fuera de la protección de la
muralla (actual muralla de Media Villa), comienzan la construcción de un segundo recinto para proteger sus viviendas. Sin embargo, el Infante de
Aragón, D. Martín, Conde de Jérica, en 1371 y 1372 les prohíbe continuar las obras para que se centrasen únicamente en la reparación de la existente.
El 30 de Marzo de año 1390, revocando las dos provisiones anteriores, autoriza que se continúen las obras de la nueva muralla como nos cuenta Francisco del Vayo "... para que los muros baxos fuessen luego reparados, labrados y continuados, y en toda perfiçión puestos..."
Si bien, ya anteriormente a las Guerras Carlistas, las
murallas de Jérica fueron abandonadas en diferentes épocas y algunos tramos o sus
torres utilizados como paredes de viviendas. Fue tras éstas guerras (s. XIX) cuando las murallas dejaron de servir como defensa. Al abandono definitivo se le sumó la destrucción de portales, la venta y transformación en viviendas de otros, y de igual modo la destrucción de tramos de muralla y, empleo de ésta como paredes de nuevas viviendas.
La muralla tenía una longitud de 630 metros aproximadamente, siendo la media de grosor de 1,40 metros. En su momento, debía contener al menos cinco torreones circulares, cinco cuadrangulares y siete
puertas de acceso (dos de ellas en las torres cuadrangulares). La distancia media entre las torres era de entre 30 y 70 metros de distancia (a excepción de los que hay en la
iglesia de
Santa Águeda, que están a 15 metros de distancia). Es probable que alguna
torre haya desaparecido sin tener constancia de ella. Poner nota referencia bibliográfica
El
Torreón de "La Pelacia" formaba parte de este lienzo. En origen, el torreón debía ser macizo hasta la
altura de la actual
calle Historiador Vayo. Cuando dejó de tener función defensiva, se ahuecó para dar cabida a una estancia que formaría parte de una vivienda. Con el tiempo, esta estancia fue habilitada como
capilla. Para acceder, había que entrar por el número 65 de la Calle del Historiador Vayo, donde estaba la
tienda de ultramarinos de Dª Carmen Capilla Pérez, conocida en la población como "la tía Pelacia", de ahí que el torreón haya tomado su nombre.