La
Torre de Sant Josep (
romana y funeraria) e incontables
torres vigía del XVI (del Aguiló, Dalt, La Torreta, Simeón) nos recuerdan que antaño había que defenderse de los piratas. Época de pocos
amigos y muchos corsarios. En estos pequeños
pueblos lo ideal es callejear por su
casco antiguo sin demasiada prisa y con ojos abiertos a una
arquitectura tradicional que resulta de lo más cautivadora.