HISTORIA DE MAR ADENTRO
Aquel viejo marinero, me contó su bella historia, le noté ser muy sincero y me sonó como a gloria. Me habló de la noche en vela con un tiburón gigante, donde el tiempo pasa y vuela con el peligro constante. Con las luces de su barco le sintieron dar pasadas, haciendo pensar en chasco con las redes enrolladas. Aquel tiburón gigante que le tuvieron presente, era grande y arrogante sin querer sentirse ausente. Quisieron perder su rastro en aquella madrugada, y casi destroza el barco con sus mandíbulas claras. El marinero me hablaba de sus noches y sus días, cuando en la mar se encontraba sin pensar en agonías. Tardaron bastante tiempo en no seguir su jugada, incluso llegaba el viento en la seria madrugada. Mar adentro de misterios entre sombras olvidadas, nadie quiere cementerios en esas noches calladas. Me comentó en el silencio, “La vida no vale nada, el mar tiene su misterio si es la noche complicada. Aquel viejo marinero tenía voz desgarrada, en su mundo aventurero hay mucha fecha guardada. En mi mente fui grabando muchas huellas encantadas, el mar te va alimentando con sus horas complicadas. Cuantos viejos tiburones el mar adentro es su casa, y encuentran sus soluciones en alguna vieja barca. Marineros navegando entre muchísimas aguas, las estelas van quedando con ecos de bellas danzas. Aquel viejo marinero entre sus buenas palabras, entendí que el mundo entero tiene barcos con amarras. Quise sentir sus consejos, escuche su voz cansada, aquel marino de lejos su vida fue complicada. Nadie puede buscar rosas en las olas más extrañas, ni ver sus horas dichosas si afloran las alimañas. El Mediterráneo altivo tiene sus horas grabadas, y sin hablar de festivo veras olas encantadas. G X Cantalapiedra.
Aquel viejo marinero, me contó su bella historia, le noté ser muy sincero y me sonó como a gloria. Me habló de la noche en vela con un tiburón gigante, donde el tiempo pasa y vuela con el peligro constante. Con las luces de su barco le sintieron dar pasadas, haciendo pensar en chasco con las redes enrolladas. Aquel tiburón gigante que le tuvieron presente, era grande y arrogante sin querer sentirse ausente. Quisieron perder su rastro en aquella madrugada, y casi destroza el barco con sus mandíbulas claras. El marinero me hablaba de sus noches y sus días, cuando en la mar se encontraba sin pensar en agonías. Tardaron bastante tiempo en no seguir su jugada, incluso llegaba el viento en la seria madrugada. Mar adentro de misterios entre sombras olvidadas, nadie quiere cementerios en esas noches calladas. Me comentó en el silencio, “La vida no vale nada, el mar tiene su misterio si es la noche complicada. Aquel viejo marinero tenía voz desgarrada, en su mundo aventurero hay mucha fecha guardada. En mi mente fui grabando muchas huellas encantadas, el mar te va alimentando con sus horas complicadas. Cuantos viejos tiburones el mar adentro es su casa, y encuentran sus soluciones en alguna vieja barca. Marineros navegando entre muchísimas aguas, las estelas van quedando con ecos de bellas danzas. Aquel viejo marinero entre sus buenas palabras, entendí que el mundo entero tiene barcos con amarras. Quise sentir sus consejos, escuche su voz cansada, aquel marino de lejos su vida fue complicada. Nadie puede buscar rosas en las olas más extrañas, ni ver sus horas dichosas si afloran las alimañas. El Mediterráneo altivo tiene sus horas grabadas, y sin hablar de festivo veras olas encantadas. G X Cantalapiedra.