La repoblación cristiana continuó con una velocidad y número mayores pero, aun así, hasta la primera expulsión de los moriscos, la población nativa hispanoárabe aún era mayoritaria en comparación con los repobladores cristianos. El crecimiento de principios de siglo xiv se vería truncado a partir de 1333, cuando ya el hambre se dejó sentir en
Alicante, primera
señal de la crisis que se acercaba: la Guerra de la Unión (1348), la Peste Negra (1348) y la Guerra de los Dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de
Aragón) entre 1356 y 1366 que tuvo en Alicante uno de sus principales escenarios.