Cinco décadas más tarde, en el año 1296, Jaime II tomó el
Castillo de
Santa Bárbara, pese a la fuerte resistencia del alcaide de la fortaleza, Nicolás Perís, y lo incorporó a la Corona de
Aragón. Tanto Jaime II de Aragón, como Pedro IV de Aragón (casi un siglo más tarde), realizaron grandes remodelaciones y modificaciones en el Castillo de Santa Bárbara. Más tarde, hacia el siglo XVI, el castillo y la ciudad se vieron sometidos a nuevas obras para fortificar el lugar, lo cual fue llevado a cabo por el rey Carlos I de
España. Posteriormente, el rey Felipe II de España ordenó una gran reforma, dotando al Castillo de Santa Bárbara de amplias estancias.