Barca del puente La Ñora y El Lugarico, LA ÑORA

Un 27 de agosto del año 1271 el Rey Alfonso X autorizaba a diversos vecinos de Murcia para construir un puente sobre el río Segura que acabó tendiéndose en Javalí Viejo. Así el ganado podría cruzar de una ribera a otra sin tener que recorrer largas distancias. Pero además les otorgó exclusiva de este paso, desde Calasparra hasta Orihuela. Los vecinos comprometidos en la construcción del puente eran: Domingo Bru, Domingo Esteban, Cebrián, Juanes, Pedro de Anguas Mingo y Miguel Juanes de Yauaga. Este puente de tres arcos fue conocido como de las Ovejas y su enclave estuvo junto a la actual Contraparada, aguas abajo. Teniendo en cuenta que el paso de ganado pagaba su correspondiente peaje y a fin de evitar la lógica picaresca, la ciudad de Murcia nombraba un comisionado para su gestión. En 1677 el cargo recayó en Martín Felices, pero la cobranza del arbitrio iba pasando de mano en mano, llegando incluso a estar en poder de los frailes de San Pedro (Jerónimos) de La Ñora. A finales del S. XVIII se estuvo utilizando el río para transportar madera rumbo al arsenal de Cartagena y justo a partir de este puente se pasaba a tierra, mediante contrata con Francisco Pérez y Cía (Pérez Crespo: 1992:127).

Las inundaciones y desbordamientos propios del río Segura dañaron el puente de las Ovejas en diversas ocasiones teniendo que ser reconstruido, al menos, según datos hallados, en mayo de 1416 y 1653. (Sánchez: 1976:114). Disponemos de una descripción que data de 1794 en la que se alaba al puente de Belchid (otro de sus nombres) por conservar todavía ¿el más puro aire original ¿(Lozano: 1794:131). Su final debió llegar con la Guerra de la Independencia.

La Ñora

La primera referencia relativa a La Ñora se remonta a diciembre de 1499 cuando los Reyes Católicos ordenan al Corregidor de Murcia que atienda una ley de Las Cortes de Córdoba de 1455 sobre construcción de puentes y permita al Regidor Manuel de Arróniz, la construcción de uno en su aldea. De hecho, él mismo se compromete a pagar el puente, pero los de la otra margen no le dejan a fin de que sus labradores no puedan pasar a trabajar.

En el S. XVI existía un frágil puente de madera que las numerosas avenidas dejaban continuamente inservible. Por ello en la primavera de 1547 Pedro de Mena, en representación de ambos núcleos de población, solicitaba la construcción de un puente de piedra entre La Ñora y Alcantarilla. Argumentaba a favor la gran necesidad que se tenía de él ya que la ruta era un camino real muy utilizado por agricultores y ganaderos y ofrecía para costearlo como forma de financiación un reparto vecinal del costo en el que colaborasen todos cuantos se beneficiaran de tal mejora. El rey Carlos I se interesó en la empresa y ordenó al corregidor de Murcia que le informase del caso y de la conveniencia de la obra.

Para cruzar de Alcantarilla a Javalí en el S. XIX existió una barca situada aguas arriba del puente de la Pólvora, a la altura del Molino de Funes, en el Camino del Vado.

El puente de Hierro o de la Pólvora venía a completar las vías de comunicación de la zona. Se construyó para dar una salida más segura y rápida que la ofrecida por la barca a los convoyes de pólvora con destino a Cartagena. Se solicitó en febrero de 1858 pero la Diputación no se hizo eco de ello hasta 1864 mediante un escrito firmado por el Director General de Obras Públicas en el que manifestaba a la Diputación con qué fondos se habrían de costear las obras. Este Organismo provincial había decidido al fin apoyar el proyecto para prevenir posibles accidentes que pudieran producirse en el paso de los convoyes de pólvora por la ciudad camino de Cartagena. Su aportación económica fue de 100.000 reales, cantidad que suponía cerca del 20% del total presupuestado. Los trabajos se alargaron desde 1868 hasta 1877, fecha en la que se celebró su inauguración